El impuestazo de Mauricio Macri pretende ser más feroz de lo imaginado y afectar a la medicina prepaga.

Todo sea por recaudar. El problema es que subir impuestos ante la proximidad de una recesión no parece ser la mejor receta.

Fernando de la Rúa hizo lo mismo cuando subio Ganancias y agravó la crisis.

El ministro de Hacienda porteño, Néstor Grindetti, justificó en la Legislatura el polémico proyecto de ley de Presupuesto, donde se incluye un gravamen a los gastos con tarjeta: dijo que la iniciativa busca "alcanzar un plano de equidad" con las provincias y volvió a responsabilizar por el alza al Gobierno nacional, al asegurar que lleva a cabo una "política unitaria".

El funcionario se pronunció de esta manera durante una reunión que contó con la participación de casi 50 legisladores. "El objetivo de nuestra reforma tributaria es elevar a la Ciudad a un plano de equidad respecto al resto de la Argentina. Tenemos que tener las mismas condiciones que los otros distritos. Y aun así, hay que reconocer que nuestra tasa es muy inferior a la que se cobra en el resto del país, que supera el 1%", explicó.

Grindetti, además, aseguró que la Ciudad "es el único distrito que había suspendido" el gravamen. Y advirtió que la Ciudad "no puede ser un paraíso fiscal", al tiempo que reclamó un "funcionamiento fiscal armónico" entre todas las jurisdicciones del país.

Más temprano, el funcionario había apuntado sus cañones contra el Gobierno nacional. "Tener un impuesto al consumo del 21% y ser ineficientes en la recaudación del impuestos a las ganancias, tener el impuesto al cheque, jugar con las retenciones... Este sistema hay que cambiarlo todo", dijo.

"Si se devuelve a las provincias por lo menos el aporte de la Anses, que es superavitario, etcétera, todas las provincias deberían bajar los impuestos locales; si todo eso cambia, yo le puedo asegurar que los impuestos en la Ciudad cambian", añadió el ministro, en contacto con Radio América.

La iniciativa presentada por el macrismo amplía la aplicación del Impuesto al Sello, gravando a los resúmenes de gastos con tarjeta de crédito (0,6 %), a la compraventa de autos usados (2 %) y a las pólizas de seguro de automotores, vida, retiro, robo o incendio (0,8 %).

En la otra vereda, el legislador de la oposición Aníbal Ibarra consideró que la iniciativa "encarecerá todo lo que uno consume". Y reiteró que forma parte de una "política recesiva", que afecta "a la clase baja y media porteña, pero no toca a los sectores que tienen recaudaciones fabulosas".

Ibarra explicó que el ministro Grindetti confirmó que el nuevo impuesto también se aplicará a la salud.

Si bien se creía que el impuestazo en la Ciudad sólo alcanzaba a la venta de autos usados y a las transacciones con tarjetas de crédito, el gobierno porteño confirmó en la Legislatura que también se aplicará en la medicina prepaga.

"Yo se lo pregunté personalmente al Ministro y el lo confirmó", dijo Ibarra.