Por Roberto Aguirre Blanco

La noticia cruda es brutal en si misma. Asesinaron un policía tras un intento de robo a un local comercial en el centro de San Isidro. Sin embargo detrás de está información hay una comunidad conmovida por la muerte gratuita de un oficial que hacía 30 años caminaba las calles y conocía a cada uno de los vecinos y comerciantes por su nombre.

Según el portal de zona norte adnnoticias.com, el oficial Aldo Garrido, como todas las mañanas, comenzó su trabajo de saludo en cada uno de los comercios de los 200 metros que estaban bajo su responsabilidad laboral cuando detectó un movimiento extraño en un local de ropa masculina en la esquina de Chacabuco y 9 de Julio.

Al detectar el movimiento de dos personas intentó persuadir a los ladrones y aparentemente en un forcejeo le quitaron su arma reglamentaria y le dispararon dándole muerte inmediatamente.

La zona del hecho es una cuadra poblada de comercios y bancos y el oficial que ya tenía edad de jubilarse cuidaba la zona desde hace tres décadas.

Lejos de la imagen de muchos uniformados de su edad, Garrido era un hombre de excelente estado físico y con una actitud de servicio y calidez que lo había transformado en una persona muy querida.

Trabajaba 12 horas y no cobraba ningún "extra" por estar atento a la actividad de cada local y tenía la sana costumbre de estar cuando un negocio abría sus puertas y al final de la jornada atento al cierre de los comercios.

El lunes, en medio de una tormenta, Garrido cumplía su actividad cotidiana, no quieto en una esquina evitando mojarse, sino transitando constantemente como era su costumbre.

Le había llegado la hora de la jubilación, y su actitud y aptitud le permitía seguir en su cargo, por lo cual solicitó no se le efectivizara el retiro, algo que justamente hace 24 horas le habían confirmado que así sería.

"Era el viejo policía de barrio" definió un juez de los Tribunales de San isidro que lo conocía desde hace años, y fue otro de los integrantes de la comunidad que se mostró muy conmovido por el hecho.

El oficial siempre tenía una sonrisa y un saludo para cada uno de los vecinos que caminan diariamente por el centro comercial de San Isidro donde se había convertido en parte del escenario cotidiano.

El impacto de esta muerte fue tan fuerte en este distrito muy golpeado por la delincuencia en los últimos años que los comerciantes decidieron cerrar sus puertas de los comercios y proponer una misa en la Catedral de San Isidro a partir de las 19:00 en su memoria.

"Nos saludaba a todos, conocía el nombre de cada uno de nosotros, Siempre un gesto de afecto y una sonrisa. Venía hasta cuando tenía franco", repitió una vecina que no dejaba de recordarlo.

Naturalmente, los negocios de San Isidro comenzaron a exhibir la frente de sus locales listones negros para demostrar el luto por este hecho.

La municipalidad de San Isidro propondrá, según se pudo saber, días de luto por la muerte de este querido policía de barrio que fue asesinado por la ola de inseguridad en la provincia de Buenos Aires.