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Cristina le dijo "no" a la CGT
"Este no es un buen momento para medidas de ese tipo", fue la respuesta de la presidenta. Pidieron aumento de asignaciones familiares y suba del subsidio por desempleo
21 de abril de 2009
"Este no es un buen momento para medidas de ese tipo", fue la respuesta que la presidenta Cristina Kirchner le dio anoche a la cúpula de la CGT, que le llevó una serie de pedidos a la entrevista que mantuvieron en la Casa Rosada. Así se lo aseguraron ayer a Clarín fuentes sindicales.

Los reclamos cegetistas fueron básicamente dos: un aumento de las asignaciones familiares y una suba del subsidio por desempleo. Ambos temas fueron amablemente cuestionados por Cristina. Sobre el último punto, su comentario fue: "Sería una pésima señal", dado que en la Casa Rosada visualizan que hay sectores de la economía que se están recuperando y que podrían reabsorber personal en un plazo breve. Además, respecto del reajuste del salario familiar, la sentencia que escucharon los gremialistas fue: "Es prioritario cuidar la situación fiscal".

Esto ocurrió durante casi dos horas de reunión en la Casa Rosada. Además de los pedidos ya mencionados, la CGT añadió una tercera demanda: el refuerzo del fondo que asiste a las empresas en crisis. Y pidió aval oficial para el proyecto de ley que elaboró el diputado y abogado de la CGT Héctor Recalde. Prevé que las empresas que obtengan ganancias netas por encima del 20% de su nivel de ingresos se las grave con un impuesto especial que vaya a un fondo solidario anticrisis.

Otras dos fuentes gremiales que participaron del encuentro comentaron a Clarín que se marcharon con pocas expectativas de que se concrete alguno de los reclamos. "No tienen un mango. No creo que salga nada que tenga que ver con guita. A lo sumo, quizá, una mejora en las asignaciones familiares", comentó resignado uno de ellos a este diario.

Del otro lado de la mesa, Cristina pidió a los gremialistas que flexibilicen sus posturas para que se pueda terminar de acordar con los empresarios una nueva ley de riesgos de trabajo, que reemplace a la vigente. Empresarios y sindicatos vienen pujando hace meses sobre varios borradores sin alcanzar hasta ahora un acuerdo.

Hubo que trabajar en varios frentes para que el retorno de Hugo Moyano a la Casa Rosada después de seis meses terminara en paz. Por un lado, el camionero tuvo que aceptar que esta vez lo acompañe una nutrida delegación compuesta por una treintena de sindicalistas que integran el consejo directivo de la central obrera.

Es que Moyano viene soportando presiones cada vez más intensas de los "gordos" e "independientes" sobre su conducción y sobre la relación que mantiene con el Gobierno. Muchos le endilgan "no meter suficiente presión" a cambio del apoyo que ha dado la CGT al kirchnerismo. Por eso, esta vez, Moyano llevó a todos. Aunque él monopolizó la palabra junto a la Presidenta, con alguna excepción como la de Gerardo Martínez (de la UOCRA).

La otra clave para tener un encuentro sin fricciones fue el acuerdo sellado por los gremialistas antes de llegar a la Casa Rosada para que no se abordara en la reunión la demanda pendiente de los sindicatos por los fondos de las obras sociales.

Es sabido que existe allí una puja feroz entre la ministra de Salud, Graciela Ocaña, y Moyano, entre otros sindicalistas. Por eso se prefirió mantener esas negociaciones por canales menos expuestos que el de una reunión con la Presidenta en la sede del Gobierno.

Así, la Presidenta Cristina Kirchner y el líder de la CGT pudieron mostrar sus coincidencias en la defensa del modelo y en la necesidad de poner el acento por estas horas en la defensa de los puestos de trabajo.