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25 de abril de 2024
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Revelan algunas de las fotos prohibidas por Berlusconi
Las publicó el diario El País de España y lo muestran en su mansión de Cerdeña junto a jóvenes semidesnudas. El esćandalo en Italia va subiendo de tono
4 de junio de 2009
004/06/09

El premier italiano Silvio Berlusconi no para de tener dolores de cabeza, por sus conductas aparentemente impropias para un hombre de su nivel institucional.

Verónica Lario, ex primera dama italiana, afirmó hace un mes que bajo el influjo de su marido Berlusconi, la política italiana se convirtió en una "basura impúdica", donde sólo cuenta el físico y la televisión, y en la que "muchos padres están dispuestos a cerrar los ojos para ofrecer sus vírgenes al dragón".

Sus palabras desencadenaron un terremoto político que no ha cesado de crecer. En ese contexto, el fotógrafo sardo Antonello Zappadu, de 51 años, que entre 2007 y enero de 2009 fotografió Villa Certosa, la espléndida mansión sarda de Berlusconi, se ha convertido en el principal testigo de cargo.

Zappadu no es un paparazzo, es un reportero y ha preferido proteger la identidad de las personas que aparecen en las imágenes.

Por eso, todos los rostros que publica EL PAÍS son irreconocibles porque fueron pixelados por él.

Todos, salvo el del propio Berlusconi. Su reportaje refleja cómo es el ambiente en Villa Certosa, con quién se relaciona y cómo vive sus ratos de esparcimiento el primer ministro italiano.

La finca ocupa una extensión de 60 hectáreas y se encuentra cerca de Porto Rotondo, la zona más turística de la Costa Esmeralda. La semana pasada, Zappadu intentó vender su reportaje gráfico a Panorama, una de las revistas vinculadas al imperio mediático de Berlusconi, por 1,5 millones de euros.

La revista rechazó pagar ese dinero por las fotos y Berlusconi y sus abogados denunciaron a Zappadu ante la fiscalía y ante el Defensor de la Privacidad por "violación de la intimidad e intento de estafa".

A raíz de la denuncia, el fiscal secuestró todo el archivo de Zappadu, incluidas las imágenes tomadas en lugares públicos como el aeropuerto sardo de Olbia.

EL PAÍS publicó una selección de esas imágenes.