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"Visita inesperada": el protagonista menos pensado
En esta digna película del cine independiente americano sobre la discriminación post 11-S, Richard Jenkins deja de ser un eterno segundón para ganar toda la pantalla
16 de junio de 2009
Por Sebastián Martínez

Si por algo se hizo conocida la película "Visita inesperada" fue por el notable y tardío paso del actor Richard Jenkins de sus eternos roles secundarios a un protagonismo que supo llevar con una solvencia de la que no muchos pueden hacer gala en el cine actual. Pero, por supuesto, una película es mucho más que su protagonista. Y ésta no es la excepción.

Pero empecemos por Jenkins, un apellido posiblemente desconocido por aquellos que no leen con curiosidad la nómina completa de los elencos. Hay cierta injusticia en esta falta de reconocimiento para un actor de más de 60 años que cuenta en su haber con más de 80 películas y series televisivas, algunas de las cuales fueron bastante exitosas.

De todos modos, aún quienes no son probados cinéfilos deberán empezar a reconocer su cara si decimos que participó de películas como "Hannah y sus hermanas", "Irene, yo y mi otro yo", "Poder absoluto", "Loco por Mary", "Más barato por docena" y "Quémese después de leerse", por sólo mencionar media docena. Y no se debe olvidar su participación en series como "Six Feet Under" y la vieja "División Miami".

Sin embargo, el asunto es que casi nadie recordaba a Richard Jenkins. O, para decirlo de un modo más apropiado, que casi nadie lo recordaba hasta que protagonizó "Visita inesperada", su primer protagónico de importancia.

Aquí, Jenkins interpreta a un tedioso docente universitario, viudo, con un pie en el aburrimiento y otro en el fracaso, que debe realizar un viaje forzado desde Connecticut hasta Nueva York, para participar de un seminario. Pero las cosas empiezan a cambiar cuando llega a su departamento neoyorquino, que mantiene vacío desde hace años, y se encuentra con que una pareja de inmigrantes (un músico sirio y una artesana senegalesa) están viviendo allí e, incluso, pagando un alquiler.

Tras la sorpresa inicial, el profesor universitario se apiada de sus "inquilinos" y les permite quedarse unas noches en el lugar, hasta que encuentren un sitio más apropiado para instalarse. Pero la relación evolucionará, surgirá la empatía, y el amargado profesor quedará encandilado por la perseverancia y la vitalidad de sus nuevos compañeros de casa. Hasta que, un día, el músico sirio es detenido por la policía sólo por portación de rasgos de Medio Oriente y comenzará el verdadero núcleo de "Visita inesperada".

Porque esta película, con el tono inconfundible de lo que llaman "cine independiente americano", se propone como una denuncia sobre el grado de burocrática irracionalidad que planea sobre los Estados Unidos después de los atentados del 11-S de 2001, con toda su carga de discriminación, xenofobia y arbitrariedad.

Habrá también un lugar en la película para el romance lánguido entre el profesor y la madre del músico detenido, habrá una transformación del protagonista que revalorará su pálida existencia y habrá hasta tiempo para emocionar a quienes se dejan llevar por las historias pequeñas, de dimensiones humanas.

Pero, insistimos, "Visita inesperada" será esencialmente recordada por Jenkins, quien luego de esta película recibió una catarata de nominaciones y premios, como nunca antes había experimentado en su dilatada carrera. Por eso, este filme sencillo y emotivo, vale en sí mismo por su dignidad, pero además es una imperdible oportunidad para grabarse de una vez y para siempre el rostro de Richard Jenkins en nuestra memoria.