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Un artista que amaba la vida con intensidad infinita
Un tumor de hígado acabó con la vida de Fernando Peña. Actor y hombre polémico que enfrentó su muerte con la misma desfachatez que su propia vida
17 de junio de 2009
Por Roberto Aguirre Blanco

Se va a extrañar cada mañana encender la radio y no encontrar a sus increíbles personajes, a ese humor ácido y lleno de ternura a la vez, que se impuso en la radiofonía desde hace casi una década.

Se va a añorar al hombre polémico, sin pelos en la lengua, que era un invitado constante en muchos programas de televisión, para decir lo que mucha gente piensa y no puede expresar en los medios.

Se va a llorar al actor multifacético que recorrió los teatros del país con sus obras desacartonadas, llenas de humor irónico con mezcla de tragedia moderna, y que lo hicieron a la vez militante de las mejores artes.

Se murió Fernando Peña, a los 46 años, debido a un tumor de hígado y aclarando a las cámaras de televisión, fiel a su estilo, mientras dejaba emitir como un documental las sesiones de quimioterapia, que esta enfermedad nada tenía que ver con el HIV que sufría.

Esa fue su vida. Directa, sin anestesia, asumiendo primero su condición de gay y levantando las banderas de una existencia sin mordazas y de libre albedrío, sin límites.

Luego, cuando en su cuerpo se instaló el virus del HIV, no dudó en sentarse en una silla de un programa de rating y dar la cara y contar, casi como si fueran partes médicos diarios, la evolución de la enfermedad y sus logros ante ella.

“No me voy a morir ahora, me voy a morir cuando quiera”, repitió muchas veces con su habitual desenfado, cuando se esperaba un desenlace del mal que padecía.

Sin embargo, se recuperó, hizo campaña para prevenir el SIDA y fue una de las caras más fuertes asociadas a la Fundación Huésped.

Comenzó también a transitar un gran momento profesional con sus personajes deleitando a sus seguidores en la radio Metro y en sus proyectos teatrales, todas performances inolvidables. Su vida fue trabajo y más trabajo.

Había nacido en Montevideo y en un inolvidable almuerzo con su ídola Mirtha Legrand, el año pasado, confesó cómo marcó su vida su abuela materna y su relación amor-odio con su padre, el periodista Pepe Peña, muerto en 1980.

Antes de ser actor, fue tripulante de una compañía de aviación y de allí surgió un libro con sus experiencias que se convirtió en best seller: “Gracias por volar con conmigo”.

Cuando se le detectó el tumor de hígado y comenzó el tratamiento de quimioterapia comenzó a grabar ese proceso para “desdramatizar” la enfermedad, según declaró en varios medios.

Su última aparición como actor fue en dos capítulos de “Los exitosos Pells” en marzo pasado, donde interpretó a un gay novio del personaje “Charly”, en una actuación desopilante.

Desde hacía varias semanas no estaba al frente de su programa “El Parquímetro”, que este año cumplió diez años al aire y sus seguidores hicieron una cadena de mails para alentar al actor-animador.

En ese mismo ciclo, en marzo del año pasado, Peña tuvo un polémico cruce con el piquetero Luis D’Elía, luego de las golpizas a manifestantes del campo en Plaza de Mayo, donde el dirigente social desgranó lo peor de su ideología ante la sorpresa del actor.

“Te odio Peña, odio todo lo que representas, odio a la puta oligarquía, te odio Peña”. Fueron las palabras impresentables del hombre cercano al gobierno nacional y que llevó a Peña a escribir una carta personal a la presidenta Cristina Kirchner, que nunca le contestó.

Paradoja: D'Elía fue uno de los primeros en expresas sus "condolencias" por la muerte de Peña.

Quedarán en la memoria sus mejores personajes, como el 'concheto' de San Isidro, Martín Revoira Lynch, su caribeña Milagros Dolores Guadalupe López López, Rafael Orestes Porelorti, el gay Roberto María Flores y el obrero Rubén Ramón Sixto Alegre (Palito).

Se va a extrañar, se va a añorar y se va a llorar a Fernando Peña...