El presidente del tribunal que condenó a reclusión perpetua a Etchecolatz, Carlos Rozansky, pidió esta mañana no "cambiar el foco" de la búsqueda del testigo Julio López, desaparecido hace 12 días.

Fue en respuesta a declaraciones de Hebe de Bonafini, por las que el presidente del tribunal que juzgó al represor sostuvo que "lo peor que se puede hacer es investigar a la víctima".

"Muchos errores que se cometen tienen que ver con cambiar el foco e investigar a la víctima. Creo que hay que empezar a analizar qué nos pasa para que pensemos de esa manera", sostuvo el magistrado, quien fue amenazado por su tarea.

Ayer, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo había sembrado dudas inquietantes sobre la desaparición. "Para nosotros, no es un típico desaparecido. López no fue militante, hay que investigar su trayectoria", dijo una enigmática Bonafini al salir de una reunión con el presidente Néstor Kirchner en la Casa Rosada.

Según Bonafini, la desaparición de López es una "operación muy grande" para perjudicar la política de derechos humanos oficial.

Rosanzky sostuvo que no ve "el aporte" de ese tipo de apreciaciones. "Para mí tiene que ver con reacciones que no sirven para nada", dijo.

El presidente del tribunal recibió una carta con amenazas de muerte por el fallo contra Etchecolatz. Otros magistrados de Santa Fe, Tucumán y de Bahía Blanca (Buenos Aires) también fueron amenazados por su participación en causas contra represores.

López fue visto por última vez hace dos domingos, a la noche. Su esposa y uno de los hijos lo vieron entonces. En la madrugada del lunes abandonó su casa de Los Hornos, en La Plata, sin dejar rastro. Tres personas aseguran por estas horas que el anciano estuvo en el vecindario a las 9 del lunes.

"Los testimonios dicen haberlo visto hasta tres horas después de haberse ido de su casa, en el barrio, caminando. Incluso una persona lo alcanzó caminando, porque caminaba más rápido, e intercambió palabras con él", explicó anoche Solá en declaraciones al programa de cable Swing 2006.

Esto no garantiza un extravío temporal: sin medicamentos para la presión y el Parkinson, ni provisión de ropa y con un ejército de policías en su búsqueda resultaría insostenible que esté ambulando por la zona. Su hijo Gustavo no descarta que algún conocido lo tenga al cuidado.