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18 de abril de 2024
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"Rescate del metro 1 2 3": las reglas de la industria
Con John Travolta y Denzel Washington encabezando el elenco, esta remake se presenta como un ejemplo de lo que Hollywood suele ofrecer, con debilidades y fortalezas
8 de julio de 2009
Un grupo armado se mete en un coche del subterráneo neoyorquino, toma de rehén a una veintena de pasajeros, demanda un rescate de 10 millones de dólares y comienza la negociación. En la superficie, un sujeto más o menos ordinario, un empleado de carrera en el transporte metropolitano, con sus debilidades y sus fortalezas, se transforma en la pieza clave de la puja entre secuestradores y autoridades. Y eso es más o menos todo lo que se puede contar del argumento de "Rescate del metro 1 2 3", cuyo estreno local se hará realidad cuando la crisis sanitaria por la Gripe A lo permita.

Pero podemos dar algunos detalles más. Para empezar, "Rescate del metro 1 2 3" es una remake de un filme humilde pero venerado de 1974, basado en la novela del escritor de best-sellers John Godey. En aquella oportunidad, los roles principales fueron ocupados por Walter Matthau y el británico Robert Shaw, un excelente villano de la década del 70.

Ahora las responsabilidades le caben a dos figuras de los tiempos que corren. El papel del líder de los secuestradores queda en manos de John Travolta, quien hace más o menos lo que viene haciendo siempre desde hace quince años (ya sea que personifique a un ángel o a un matón). En tanto, el inesperado negociador tiene el rostro de Denzel Washington, quien, hay que reconocerlo, tiene la rara habilidad de lograr que cada uno de los personajes que toma a su cargo se parezcan demasiado y, al mismo tiempo, resulten verosímiles.

Pero si queremos llegar al meollo de "Rescate del metro 1 2 3" tenemos que dirigir la mirada hacia su director: Tony Scott. Menos célebre que Ridley Scott, su hermano, Tony ha conseguido transformarse en uno de los directores de películas de acción más paradigmáticos de los últimos años.

Repasemos algunos puntos conocidos de su filmografía: "Top Gun", "Días de trueno", "El último boy scout", "Enemigo público" y "Hombre en llamas". Con este somero punteo, ya nos daremos cuenta de cuál es el oficio de Tony Scott: hacer películas generalmente convencionales, prácticamente sin marcas de autor, con una narratividad tradicional, sin (muchos) efectos especiales, de una comprensión inmediata, con un buen ritmo y una edición vertiginosa.

Ése es nuestro amigo Tony Scott y en "Rescate del metro 1 2 3" vuelve a demostrarlo. No hay mucho que pueda achacársele a Scott en el terreno técnico. Todo está, a grosso modo, donde debe estar. Y nada sorprende demasiado. Es cierto (pero esto no es exclusiva responsabilidad del director) que el guión tiene algunos ligeros baches, que algunas frases son demasiado sentenciosas y que el final no es todo lo contundente que uno espera.

Pero, a grandes rasgos, la película funciona. Es decir, funciona de un modo un poco burocrático, pero va para adelante y, cuando nos quisimos dar cuenta, ya ha terminado. La sensación que queda flotando en el aire es que no hemos visto demasiado cine, que la diferencia entre "Rescate del metro 1 2 3" y cualquier telefilme de los sábados por la tarde es meramente presupuestaria, que Tony Scott es el emblemático representante de una industria que tiene sus férreas normativas. Si a uno le gustan esas reglas de producción que manejan en Hollywood, se irá satisfecho de la sala. Si a uno ya le han aburrido y busca algo de originalidad, de audacia o de compromiso autoral, esta película no le dirá demasiado.