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El asado en el que Kirchner volvió a sentirse ganador
El ex presidente está meditando su vuelta al ring político. En una comida con ¿amigos? y colegas políticos despotricó contra los medios y dijo que puede ganar en 2011
28 de agosto de 2009
Por Juan Pablo Morales
Para La Nación

Néstor Kirchner pidió pollo sin piel. Las carnes rojas le recuerdan las secuelas de sus problemas digestivos. Tampoco quiso la lechuga. Mandó decir que prefería un tomate cortado al medio.

Los pedidos culinarios del ex presidente estaban minuciosamente preparados en el quincho del gimnasio municipal de Tres de Febrero antes de que llegara. El intendente Hugo Curto había supervisado los detalles. A las 20.30, los mozos llenaban apurados las paneras y abrían en las mesas botellas de Latitud 33: el asado estaba listo.

Pero Kirchner decidió que la cena se iba a demorar. Entró tranquilo en el salón reservado, se hundió en la cabecera, mandó desalojar a los curiosos detrás de las ventanas y se preparó para improvisar lo que sentía que había recuperado: el espíritu bélico.

Entusiasmado por la conferencia de prensa que había dado del otro lado del predio, el ex presidente volvió a ser el que era: aprovechó 40 minutos de intimidad y desplegó de viva voz teorías políticas, planes futuros y variada artillería verbal contra "los enemigos". Ante intendentes silenciosos e incómodos, Kirchner, anteanoche, volvió al ataque.

"Perdimos las elecciones porque se cayó la economía." Primero combinó sinceramientos con justificaciones: "En 2005 crecimos el 9% y ganamos. Este año se cayó la economía internacional y perdimos. La clase media sintió la caída y nos votó en contra".

El argumento sirvió para iniciar la embestida: "¡Tenemos que formar cuadros para que salgan a explicar lo que pasó! ¡Porque esto fue culpa de la economía internacional!". Para Kirchner, los próximos dos años serán de recuperación. "A Clinton, a Lula, a Bachelet, a Chávez... A muchos les pasó lo mismo. Y después les fue bien."

Los intendentes del norte del conurbano miraban sin hablar. Uno de ellos después le repitió a un colega: "¿Todo esto no fue un poco forzado?". Otro acotó en reserva chistes amenazantes, invocando "realineamientos". En las elecciones, los tres habían sacado más votos que Kirchner. Los tres después fueron acusados de "traidores". Anteanoche, los tres no fueron tan osados y se sentaron a la misma mesa que el ex presidente, que gritaba más a medida que avanzaba con el discurso.

"¡Estos tipos siempre hicieron lo que quisieron!", se enojó cuando habló de la prensa. "¡Los medios no van a elecciones! Menos los monopolios. ¡Pero vamos a terminar con ellos!", se entusiasmó.

Incluso justificó que la Presidenta comparara lo que consideró "el secuestro" de goles por parte del Grupo Clarín con los secuestros durante la dictadura: "Hizo bien. Yo no tuve el coraje que ella tiene. Porque Clarín te toma una baldosa, dos, tres y después quiere que seas empleado".

Se enojó todavía más cuando habló del campo. "¡Algunos nos critican, como si el Gobierno nunca se hubiera ocupado de los sectores productivos! ¡21.713 millones de pesos invertimos en el campo!", se exasperó, mientras espiaba los números que le había preparado la ministra de Producción, Débora Giorgi. "¡La gente tiene que saber cuál es la verdad!", exigió ante los jefes territoriales. Scioli escuchaba serio. Un intendente sonrió, mientras jugaba con el mantel. Antes de entrar había dicho que si Kirchner mantenía la confrontación "las cosas se iban a complicar".

En otro lugar de la mesa, el ex jefe de Gabinete Sergio Massa comía pan. Ya habían pasado casi 40 minutos y Kirchner seguía hablando. Terminó a las 21.10. Recibió aplausos tibios. Le sirvieron entonces el pollo y el tomate. En el camino tomó una copa de vino. Habló con Curto y escuchó a Scioli. A las 22.30, se subió a una combi, aunque tenía que viajar sólo 25 metros: en la cancha de fútbol lo esperaba el helicóptero presidencial.