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25 de abril de 2024
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¿Quién es el secretario de la Presidenta?
Gutiérrez comenzó su carrera Kirchnerista en 1994 como cadete. Estar cerca es muy bueno
26 de septiembre de 2009
Víctor Fabián Gutiérrez comenzó su carrera Kirchnerista en 1994 cuando ingresó a la Caja de Servicios Sociales como cadete.

A mediados de 1995 llegó al círculo de los Kirchner y comenzó a trabajar junto a Néstor en su segundo mandato; las fuentes indican que el acercamiento al matrimonio se debió a los contactos de su madre Teresa García, quien durante varios años fuera la interventora de la CSS, indica el diario Perfil.

El joven cadete solicitó dos préstamos en el viejo Banco de la Provincia de Santa Cruz, los cuales según relataron a OPI Santa Cruz, dejó impagos, al punto que ya en el 2003 y 2004 figuraba con categoría de “incobrable” ante el Banco Central.

Algunos recuerdan que por entonces hacía alarde de ser “amigo del jefe” (por Néstor Kirchner) quien gobernaba la provincia a la cual pertenecía la institución bancaria.

Sus inicios en la actividad comercial vieron la luz gracias a estos prestamos, “limpiaba alfombras, con una máquina que compró con los prestamos que obtuvo” indicó un antiguo amigo de Fabián a OPI, sin embargo los vínculos con los Kirchner le permitió abrir las puertas en su nuevo emprendimiento comercial, pues su empresa tomó a cargo la tarea de limpieza en el viejo casino de la capital de Santa Cruz y en varias “discos” que funcionaban en esta capital por aquel tiempo; pero lamentablemente su empresa de limpieza desapareció del mercado laboral.

Sin embargo, su carrera empresarial no se detuvo allí. El entonces Secretario Privado de Néstor Kirchner instaló el café “El Recinto” a pocos metros de la Cámara de Diputados sobre la calle Alcorta en Río Gallegos fue punto obligado de reunión de los Diputados oficialistas. Lamentablemente también aquí sus aspiraciones de empresario se vieron rápidamente frustradas y en pocos meses debió cerrar el negocio. “Fabi siempre se dedicó a vender autos” confiesa un amigo del secretario presidencial que suele acompañarlo en sus salidas nocturnas en Río Gallegos y lo asociaría con una compra-venta de esta ciudad que comercializa, mayormente, autos importados.

Cuando Néstor Kirchner asumió la Presidencia, Fabián Gutiérrez lo acompañó y fue designado secretario adjunto. Pero antes de llegar allí, fue el compañero inseparable de Cristina Kirchner en su carrera política, tanto en la Cámara de Diputados, como en el Senado de la Nación.

No obstante en la segunda mitad de 2005, Gutiérrez renunció y regreso al sur, “no aguanto más a la loca”, dicen los infidentes que gritaba Fabián a los cuatro vientos cuando llegó a El Calafate con un evidente pico de estrés laboral.

Instalado en la localidad santacruceña, Fabián quiso invertir sus ahorros, entonces intentó retomar la carrera de empresario que se había frustrado en Gallegos y la emprendió con otro negocio en la próspera villa la cual por entonces se vendía al mundo como el nuevo jardín de la República.

Obtuvo la franquicia de los alfajores “Havanna”; la misma funcionó en el local ubicado en plena Avenida del Libertador, la principal arteria de la villa turística. En aquel entonces el alquiler del local rondaba los $ 7.000 pesos, las ventas no proporcionaban sustento y los alfajores tampoco funcionaron.

Imbatible, Gutiérrez decidió probar suerte con un resto-bar denominado “Living”. Por allí pasaron todos los amigos, al menos una noche, a conocer y a tomar algún trago, pero este emprendimiento como todos los anteriores entró en picada con lo cual Fabián Gutiérrez entendió que lo suyo no era la empresa y volvió a ocupar su lugar en el círculo de las relaciones públicas de Cristina Fernández de Kirchner.

Por Decreto 64/2007 fue designado como Secretario Adjunto de la Presidenta de la Nación con rango y jerarquía de Secretario. Fabián retornaba a sus inicios.

Nuevamente instalado en Capital Federal ahora se lo ve descender de un Porsche negro descapotable, algo más fatigado, con un ponderable estrés por vivir al lado de una persona con un carácter difícil como la mandataria, pero económicamente más seguro.

Sus amigos más cercanos, sin embargo, aseguran que su amor por los negocios no ha cesado y que seguramente, en algún momento, volverá a El Calafate para tomarse revancha de su frustrado destino de empresario exitoso, aunque a juzgar por lo que se ve, tal mal no le fue.