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25 de abril de 2024
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Un Estado cada vez más impotente para proteger la vida
Hace tiempo que la Argentina dejó de garantizar la seguridad de su gente. Crecen zonas del país que son "tierra de nadie". El Gobierno mira para otro lado
12 de octubre de 2009
Por José Calero

La Argentina alcanzó tal grado de cotidianeidad con la inseguridad que muchos delitos ya ni se denuncian, porque la propia policía sugiere no hacerlo.

Robos al voleo de celulares, carteras, billeteras, relojes y demás episodios de violencia de la vida cotidiana ya ni figuran en la estadística oficial, para tranquilidad de un gobierno que prefirió disimular su falta de estrategia para combatir el crimen, de cualquier magnitud, en lugar de implementar una política eficaz.

Quienes hablan de inseguridad son estigmatizados por el kirchnerismo como "de derecha", "los que quieren que vuelva Videla", las "clases privilegiadas" que no entienden que la pobreza es un problema social y que cuando se termine -es decir, nunca- desaparecerán por arte de magia los crímenes.

Parte del problema central de las fallas en la lucha contra la inseguridad está vinculada con una ausencia del reconocimiento del problema, una práctica habitual de los gobiernos K, porque consideran que asumir lo negativo de la realidad piantavotos.

Mientras tanto, cada tanto nos encontramos con un caso como el de Santiago Urbani, el chico asesinado en Tigre, y volvemos a escuchar las frases de siempre.

Al gobernador Daniel Scioli hablando de "bestias", al intendente de Tigre y ex jefe de Gabinete Sergio Massa echándole la culpa a dos policías que se quedaron dormidos y a la Casa Rosada haciendo mutis por el foro, sin decir palabra, porque total consideran que es un problema de la provincia de Buenos Aires y Cristina Kirchner es la presidenta de...la India.

En la Argentina, tal vez por el terrorismo de Estado implantado a sangre y fuego por la última dictadura, toda apelación a mayor seguridad es desvirtuada con la "ideología" del escrache que el kirchnerismo implantó en el país.

Pero el país va perdiendo de a poco el sentido de autoridad.

¿Está mal que los ciudadanos pidan seguridad, además de salud, educación y empleo?

¿Es incorrecto que se exija disolver a las cientas de bandas cada vez más violentas que utilizan como aguantaderos las villas de la Capital y el conurbano?

¿Cuándo se implementará una política seria para urbanizar las villas y asentamientos con el fin de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, pero también de permitir que las fuezas de seguridad puedan recorrerlas como cualquier barrio?

¿Es tan complicado destinar unos cientos de millones de pesos a este fin luego de que se está dispuesto a malgastar 600 millones anuales para dar fútbol gratis?

La Presidenta debería entender que el principal problema de la Argentina es, desde hace rato, la inseguridad, un drama que no comenzó con el kirchnerismo pero que la ausencia de una política para combatirla, por prejuicio, hizo que se acentúe durante los últimos años.