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20 de abril de 2024
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Juan Luis Guerra tuvo la llave para hacer bailar a Buenos Aires
Merengues, bachatas y calidez, cóctel ideal para una noche de ritmo inolvidable en GEBA. El dominicano cautivó con sus músicos a una platea que no paró de bailar
21 de noviembre de 2009
Por Roberto Aguirre Blanco

La fórmula parece tan simple como efectiva: el ritmo movilizador de merengues irrefrenables, el romanticismo seductor de bachatas y un artista con la magia necesaria para cautivar a miles de asistentes que sólo se dejaron llevar por su música durante más de dos horas y media.

Ese juego embriagador desplegó la noche del viernes Juan Luis Guerra en el estadio de GEBA para envolver a una multitud que llenó el predio de Palermo para disfrutar del dominicano.

A la calidez de Guerra, ese magnetismo tan especial para lograr que el auditorio no pare de bailar y se deje llevar por momentos de sueños de amor, se le suma el compacto grupo 4.40, sostén de este momento creativo y que, además, por libertad de su líder tiene vuelo propio.

“La travesía”, esa gira que trajo nuevamente a Latinoamérica y en especial a Buenos Aires después de muchos años de ausencia al autor de “Bachata Rosa”, es parte del cierre de una etapa muy importante para el músico que se inició en 2007 con la edición de su último trabajo “La Llave de mi corazón”, producción que lo hizo retornar a los primeros planos en ventas y premios.

Así llegó a Buenos Aires, como presenta en un clip fílmico del inicio, en un avión que aterriza con toda la fuerza para desde el primer tema marcar territorio musical y no permitir que nadie quede sentado en sus plateas y baile toda la noche.

No faltó ninguno de sus clásicos y, en una sucesión de música, videos clip y una excelente puesta en escena, Guerra mostró lo mejor de su repertorio.

También estuvieron sus temas sociales, esos que tanto le preocupan, como “El Niágara en Bicicleta”, “Ojalá que llueva café”, “Visa para un sueño” y “El costo de la vida”, canciones que ya dejaron de pintar la aldea local de su República Dominicana para ver himnos de carencias de una región que los sufre en mayor o medida en toda su extensión.

La magia se asoció con una noche muy especial para estar al aire libre y mientras Guerra desplegó el magnetismo de su música, en los momentos de Bachata –ese ritmo tan sensual y tradicional de su país- la platea se convirtió en salones románticos de parejas enamoradas que las pantallas de video del show se dedicaron a recrear.

Estando en Buenos Aires, el autor de “La Bilirrubina” no se iba a perder la oportunidad de invitar al escenario a uno de sus mejores amigos en la música: Diego Torres, con quien cantó “Estrellitas y duendes", y luego la bachata "Abriendo caminos, que juntos grabaron en un disco del argentino.

A ese momento emotivo se le sumó un segmento muy especial donde Guerra dejó el protagonismo estelar y cedió por 20 minutos que su formidable banda se luzca en todo su esplendor.

En la primera parte, el sonido africano gobernó el escenario y esas raíces que poblaron de ADN a la música, especialmente de Centroamérica, hicieron lucir a toda la percusión de 4.40, con un show formidable.

En especial “Chocolate”, el responsable de la tambora, ese instrumento tan tradicional del merengue y que en la Argentina fue adoptado por el “cuarteto”. Allí el músico cautivó con un solo que aún hace vibrar a quienes pudieron presenciarlo.

El final de ese set planteó una sospecha: parece que Michel Jackson sigue vivo y está en Dominicana, cuando tres de los músicos de Guerra terminaron el segmento con una parodia de “Thriller” que obviamente finalizó en un merengue ripeado a máxima velocidad.

Un momento muy disfrutable que Asteriscos.Tv compartió junto al cantante dominicano Jean Carlos, estrella desde hace años en la Argentina, quien definió el segmento como “impresionante”. Si lo dice él...

El avión partió fuera de horario, ya que luego de inolvidables bises, Guerra se despidió rumbo a Paraguay y el resto de su gira, pero dejó en Buenos Aires el sonido de música impregnada en el alma bachatera de los porteños.

Cómo dijo Juan Luis en algún momento de su estadía: “Ahora en la Argentina ya se baila la bachata y el merengue como si fuera mi tierra, tenemos que tener mucho más cuidado, ustedes ya saben tanto como nosotros”.