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26 de abril de 2024
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Cierra OSRAM, la última fábrica de lamparitas del país
Produce, con 172 operarios, bombitas incandescentes cuya venta será prohibida desde el 31 de diciembre próximo por las nuevas disposiciones para ahorrar energía
27 de diciembre de 2009
El 2010 marcará el final de las lamparitas incandescentes en la Argentina y con ellas desaparecerá también la tradicional producción nacional en esos productos.

El 31 de diciembre del año que termina durante esta semana comenzará a regir la prohibición de comercialización e importación de lámparas incandescentes, el país entrará de lleno en la era de las lámparas de bajo consumo.

Como un símbolo de ese progreso, la única fábrica argentina especializada en la producción de bombitas eléctricas, la tradicional OSRAM, cerrará sus puertas, informó el diario Perfil.

Desde que en enero de este año se publicó en el Boletín Oficial la Ley 26.473, que prohíbe la venta de lamparitas incandescentes en el país, los grandes jugadores locales comenzaron a hacer cuentas respecto de la posibilidad de invertir para producir lámparas de bajo consumo.

Y sólo la firma Korlamp se instaló en Palpalá, Jujuy, para ensamblar partes producidas en el exterior.

“Estamos hablando del reemplazo de la fabricación local por la importación”, explicó Claudio Krämer, gerente de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas(Cadieel).

“Desde el vamos existe una diferencia de escala con Asia, pero, además, si no hay un contexto positivo para la inversión, las empresas no van a instalar sus líneas de producción”, agregó el especialista.

Pero más allá de que la industria local deba tirar la toalla ante la nueva era de la iluminación hogareña, los empresarios del sector ven como un paso adelante el fin de las lamparitas incandescentes.

“Pensándolo desde un punto de vista de política energética, las ventajas son enormes; mientras las incandescentes malgastan el 80% de la energía en calor, y sólo aprovechan 20% en generación de luz, las de bajo consumo invierten esa proporción”, explicó Krämer.

“La medida es obviamente positiva, porque reduce el consumo eléctrico y la contaminación atmosférica al reducir la necesidad de generar electricidad”, agregó.

“Sólo si pensamos en el efecto que esto va a tener al amortiguar los picos de consumo, entendemos que la eliminación de las lámparas incandescentes es inevitable”, coincidió Luis Schmid, Gerente de Marketing de OSRAM.

Es que, según los expertos, estas lámparas no sólo consumen menos, sino que generan menos calor, por lo que hacen más leve el trabajo de artefactos de aire acondicionado y vuelven menos factibles los tradicionales cortes de luz veraniegos.

En el mercado de la iluminación está comenzando a sentirse el crecimiento de las ventas de las lámparas de bajo consumo y la caída de sus antecesoras.

Mientras que en 2008 se vendieron 159 millones de lamparitas incandescentes, se estima que este año no serán más de 110 millones las comercializadas. A la inversa, entre 2007 y este año el volumen de lámparas de bajo consumo vendidas saltó de 15 a 38 millones.

En el crecimiento de éstas últimas, ha tenido su rol también la inversión pública.

El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Planificación y su Programa Nacional de Uso Racional y Eficiente de la Energía (Pronuree), complementa la prohibición a partir del 1º de enero de 2011, con el recambio gratuito de lámparas incandescentes por las de bajo consumo a través de las empresas de distribuición eléctrica.

El programa comenzó en septiembre de 2007 y a septiembre de este año llevaba entregadas nueve millones de bombitas eléctricas en 4,5 millones de hogares, según datos oficiales.

“Con la disminución del uso de lámparas incandescentes se produjo un ahorro de aproximadamente 400 megavatios, más de lo que genera la Central Atómica Atucha I”, comunicó el Ministerio de Planificación al cumplirse dos años del programa.