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28 de marzo de 2024
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Obama quiere limitar las actividades de los bancos
Anunció un proyecto para que las entidades tengan que optar entre la banca comercial y la propiedad de fondos de inversión. La iniciativa cayó muy mal en Wall Street
21 de enero de 2010
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció una nueva reforma de la actividad financiera que, si efectivamente se lleva a cabo, implicará cambios drásticos en el sector bancario, lo cual encendió luces de alarma en Wall Street.

Con el fin de evitar una nueva crisis como la desatada el año pasado, el plan apunta básicamente a recortar fuertemente las actividad que pueden emprender los bancos comerciales.

"Aunque el sistema financiero es mucho ahora más sólido que hace un año, sigue operando exactamente bajo las mismas reglas que lo llevaron al borde del colapso", argumentó Obama al presentar su nuevo proyecto, del que sólo dio a conocer los lineamientos generales ya que el mismo, anticipó, será elaborado en conjunto con el Congreso.

El plan obligará a los bancos a decidir si quieren permanecer en la banca comercial, es decir, en el negocio de los depósitos y los créditos, o dedicarse a la inversión financiera o inmobiliaria.

La iniciativa apunta a que los bancos comerciales no puedan ser propietarios de fondos de inversión inmobiliaria o de riesgo financiero ni invertir su propio dinero en ese tipo de actividades, lo que en inglés se conoce como "proprietary trading". El proyecto también apunta a evitar la concentración dándoles más poder a los organismos reguladores para aprobar o rechazar fusiones.

Al hacer el anuncio, Obama volvió a quejarse del camino que tomaron los bancos de su país tras los milmillonarios rescates que recibieron en el marco de los planes oficiales para frenar la crisis. "Mi decisión de reformar el sistema se ve fortalecida cuando veo un retorno a las viejas prácticas y a algunas de esas empresas oponerse a la reforma", expresó el mandatario.

Hace apenas algunos días, Obama ya había hecho un anuncio que afectaba al negocio de los bancos, al que entonces había criticado por las enormes ganancias que seguían manteniendo y los suculentos premios que estaban pagando a sus ejecutivos en medio de una crisis económica que aún no terminó y que fue disparada por el negocio financiero.

Esa vez, informó que estaba enviando al Congreso un proyecto para aplicar nuevos impuestos a los grandes bancos con el objetivo de recaudar, en los próximos 10 años, unos 90.000 de los 100.000 millones de dólares que recibieron las entidades en ayuda del Estado.