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19 de abril de 2024
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Patota Moreno, a los gritos y de prepo irrumpió en Papel Prensa
"Acá, el único que da instrucciones soy yo. Póngase el saco y váyase", dijo el secretario de Comercio Interior a un asesor legal de la compañía. Patético
10 de marzo de 2010
Guillermo Moreno, el polémico secretario de Comercio Interior, no en vano se ganó el apodo de Patota. Pero lejos de caer simpático, el funcionario hace honor a con sus malos modales y su falta de respeto a tan temido sobrenombre.

Así ocurrió este martes a la tarde cuando, enardecido irrumpió en las oficinas de Papel Prensa en el microcentro. Aunque la Justicia dispuso el nombramiento de un coadministrador en la compañía, el funcionario se apersonó hasta la sede de la papelera –cuyo control accionario es de "Clarín" y "La Nación"— para gritar un rato.

Moreno pidió hablar con los accionistas. Como suele suceder en estos casos, el apoderado de la empresa, Enrique Pigretti, fue a recibirlo. Pero Moreno empezó a maltratarlo y quiso echarlo de la empresa en la que Pigretti es empleado. Bajo el argumento de que un fallo judicial de ayer, Moreno se arrogó la potestad de ser "accionista" en nombre del Estado (que tiene 27% de Papel Prensa) y comenzó a interrogar a todos los empleados con los que se cruzaba. Con algunos fue violento, con otros se mostró más cordial, según pudo saber el diario Clarín.

El encono de Moreno era con Pigretti, abogado de Papel Prensa. Cuando Jorge Noseda, gerente general de Papel Prensa, llegó para dialogar con el funcionario, exigió que Pigretti permaneciera en el encuentro, en carácter de asesor legal. "No, a él lo echaron", manifestaba Moreno. Se refería a la disposición judicial que releva a Pigretti en su apuesto de apoderado del consejo de Directorio de Papel Prensa. Pero el abogado sigue trabajando para la compañía y sigue siendo apoderado de la misma.

Allí comenzó un nuevo griterío, en el que Moreno "patoteaba" a Pigretti. Omar Gallo, director de Papel Prensa en nombre del Estado, acompañaba a su jefe político. Beatriz Paglieri, de plena confianza de Moreno, se mantuvo callada y en silencio. Distintas personas que trabajan con Pigretti trataban de atemperar los ánimos. Moreno increpó a otros abogados, pero después de 20 minutos dijo que se tenía que ir. Para esa altura, habían llegado otros síndicos y representantes del Estado en la compañía.

Todos los representantes estatales se quedaron con el coadministrador labrando actas, con declaraciones sobre el altercado del funcionario con el apoderado en el salón de Directorio de la empresa. "Fue una situación rara, de mucho nervio durante un rato, pero que después aflojó", comentaron varios empleados, poco acostumbrados a estas situaciones. "El Estado siempre fue accionista de Papel Prensa, pero nunca vimos algo así", dijeron.