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26 de abril de 2024
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Bergoglio: "El mundo está cansado de la crispación"
El arzobispo pidió sacerdotes "con paciencia y mansedumbre, y no crispados". Les rogó misericordia y caridad "en tiempos de tanta pobreza material y asedio a la fe"
1 de abril de 2010
Con su habitual lenguaje críptico y con frases destinadas a distintos interlocutores, incluido el poder político, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, advirtió este Jueves Santo que el pueblo está "cansado" de la agresión, los enfrentamientos, la destrucción y la calumnia.

También le dijo a los sacerdotes que los fieles quieren ser conducidos por pastores con "paciencia y mansedumbre" y no "crispados".

"Nuestro pueblo fiel está cansado de un mundo que agrede, que enfrenta a hermanos contra hermanos, que destruye y calumnia. Nuestro pueblo no quiere sacerdotes crispados", aseveró, en lo que se interpretó como un nuevo llamado al Gobierno y la oposición a bajar los decibeles de la confrontación.

Al oficiar la misa crismal en la Catedral metropolitana, el primado argentino aseguró que la crispación "viene de pretender controlar el propio poder. Precisamente lo contrario del saberse conducido, propio del buen pastor".

Bergoglio insistió en que "nuestro pueblo fiel pide (a los sacerdotes y obispos) paciencia y mansedumbre".

El purpurado porteño aseveró que los cristianos "necesitan ser ungidos con la misericordia y la caridad de Padre Dios, de manera muy especial en estos tiempos de tanta pobreza material".

También hizo una elíptica referencia a los casos de abusos sexuales que sacuden a la Iglesia, al sostener que la feligresía "necesita de Dios, de manera especial en estos tiempos de tanto asedio a la fe".

Bergoglio estimó además que en tiempos de "fatiga pastoral" y escasez de vocaciones, exhortó a tomar el ejemplo de "sacerdocio santo, ajeno a todo cansancio malo, a toda agresión y a toda crispación" de los apóstoles, de los santos y mártires.

El arzobispo sostuvo que los sacerdotes están "llamados duros como la piedra por fuera, para edificar y sostener, para proteger al rebaño y cobijarlo, pero no duros ni crispados por dentro. Por dentro el sacerdote tiene que ser como el aceite en el frasco, como el fuego en la antorcha, como el viento en las velas, como la miga del pan".

"Somos pobres sacerdotes en el Gran Sacerdote, pequeños pastorcitos en el Gran Pastor, la gracia que pasa a través de nuestros labios y de nuestras manos es infinitamente mayor de lo que podemos imaginar y el aceite de la unción es lo que nos hace buenos conductores. Conductores conducidos", precisó.

Bergoglio renovó las promesas sacerdotales ante cientos de sacerdotes y los obispos auxiliares que colmaron la catedral metropolitana, y bendijo también los santos óleos que se utilizarán en los sacramentos.