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26 de abril de 2024
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Temen que aumente la violencia en Irak por sentencia a Saddam
La condena a morir en la horca fue aplaudida por los opositores y criticada por partidarios. Muestras de júbilo en chiitas pero los sunnitas exigen su libertad
6 de noviembre de 2006
Opositores y partidarios de Saddam Hussein continuaban manifestando sus opiniones, un día después de la condena a muerte del ex presidente, con lo que dejaban en claro la neta división que existe entre las comunidades chiitas y sunnitas del país.

"Es el fin de un dictador", gritaba Saad Ali Hassun, 40 años, en las calles de Samawa, una ciudad chiita al sur de Irak donde miles de personas manifestaron su alegría.

"La condena a muerte es la decisión del pueblo", coreaba la multitud en esta localidad ubicada 270 kilómetros al sudeste de Bagdad, donde los habitantes celebraron el veredicto al igual que otras ciudades chiitas y kurdas.

"Las familias de los mártires han esperado durante mucho tiempo este momento, ahora sólo pueden disfrutarlo", aseguró Mohamed Hussein Jaber, un obrero de 45 años.

Pero en Hawija, una ciudad sunnita de 300.000 habitantes situada al norte de la capital iraquí, lo que exigen los pobladores es la liberación de Saddam Hussein.

Centenares de personas, entre ellas escolares, desfilaron a pie o en coche en el centro de la ciudad, 220 kilómetros de Bagdad, con retratos del ex presidente iraquí y pancartas en los que reclamaban su liberación.

"Seguiremos manifestándonos, no porque somos sunnitas, sino porque somos iraquíes. Nos gustaba la época en que gobernaba Saddam", afirmó Abdallah Zamar Hassan, un comerciante de 49 años, quien define ese periodo como "estable y seguro".

"Ahora les espera una época oscura a los estadounidenses y a sus aliados iraquíes", estimó.

Hawija, donde predominan las tribus sunnitas al Jobur y al Obeid, se ha convertido en un bastión de los grupos armados que combaten a los estadounidenses, al ejército y a la policía iraquí.

La cadena pública de televisión Iraqia cubrió ampliamente las manifestaciones de alegría tras el veredicto de Saddam Hussein. Las autoridades del país cerraron sin embargo dos televisiones privadas sunnitas, a las que reprocharon su cobertura.

"Cumpliendo con las instrucciones del primer ministro, hemos cerrado dos emisoras porque incitaban a la violencia y al asesinato", dijo el portavoz del ministerio del Interior, el general Abdel Karim Jalaf.