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8 de mayo de 2024
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Tristeza y decepción
El vestuario argentino fue un mar de lágrimas y le puso fin a una ilusión de cuatro años. La eliminación era y es lógica, pero no deja de dolernos a millones de argentinos que soñábamos con otro final
3 de julio de 2010
Por Diego Provenzano, enviado especial de Asteriscos.Tv a Sudáfrica

La pantalla está blanca y el cursor titila. A la distancia, esa gráfica encierra mucho más que las simples palabras que se escribirán a partir de aquí.

Es un retrato de esta fría noche en Ciudad del Cabo, donde las páginas de miles argentinos aquí y muchos más del otro lado del océano Atlántico quedaron vacías.

El pitazo final del uzbeco Irmatov no dejó dudas. Tampoco Alemania. Práctico, contundente, dócil y estructurado jugó un partido perfecto. Su experimentado entrenador Joachim Löw supo dónde jugarle (y ganarle) el partido a Argentina, débil mentalmente para reponerse de ese golpe inicial de Müller.

¡Cuánto se pareció el conjunto de Maradona al de las Eliminatorias! Sin conductor, con Messi perdido, con roles cambiados (Heinze de "lanzador") y muchos errores infantiles que en un partido por cuartos de final de un Mundial no se perdonan.

Era lógica la derrota de la Selección entonces, porque había llegado a esta Copa del Mundo bastardeado por propios y extraños. Pero cómo no ilusionarse con ese arranque de cuatro victorias en fila y cómo no desilusionarse con esta goleada.

La fila de jugadores empezó a salir del estadio Green Point una hora y media después de que Alemania le había dado cuatro golpes de nocaut. Entre caras largas, sólo frenaron para hablar con la prensa Javier Mascherano, Gabriel Heinze, Carlos Tevez y Nicolás Otamendi.

Había terminado una larga charla que incluyó palabras de los referentes del plantel y de algunos miembros del cuerpo técnico.

Entre la caminata por la zona mixta, Verón se excusó con un contundente: "Yo no jugué". Mezcla de decepción y calentura, la "Bruja" tuvo su última experiencia mundialista y también terminó en decepción.

Pero las reacciones en caliente no terminaron ahí, porque Ariel Garcé, el hombre de Colón de Santa Fe y el único jugador de campo que no tuvo ni un solo minuto en cancha, caminaba por el "laberinto" que deposita a los jugadores en el micro cuando se cruzó con un periodista de una radio de Tandil.

"¡Que papelón!", le alcanzó a decir el trabajador de prensa a Garcé, quien se mostró en desacuerdo con esa opinión y se quedó discutiendo.

Palabras más, palabras menos, la charla la terminó el defensor casi violentamente: "Mirá, no vamos a coincidir así que creo que tendríamos que agarrarnos a trompadas".

En el aire se respiraba desilusión que salía de los pulmones tanto de los jugadores como de los periodistas, que trataban de encontrar juntos una explicación a lo inexplicable... Porque Alemania ya había hecho trizas el sueño de la Selección.