Logra huir de una red de trata pero la capturan otra vez - Asteriscos.Tv
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19 de abril de 2024
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Logra huir de una red de trata pero la capturan otra vez
Ivana Soledad Pedraza contó su historia pero fue de nuevo secuestrada por los mismos captores, junto con su hijita de 5 años. Denuncian abandono del Estado
3 de septiembre de 2010
Es una historia de tantas que pasan en cada esquina de la Ciudad. La trata de personas, un sistema tan ilegal como perverso, no conoce límites.

Ivana Soledad Pedraza cayó en la trampa en febrero de 2009, cuando fue por un aviso laboral y terminó presa en un prostíbulo. Con ella cayó Camila, su hija, producto de las violaciones de su padrastro. En diez meses fue explotada en seis prostíbulos, donde conoció a decenas de chicas en la misma condición, la mayoría adolescentes. Sólo podía ver a su nena una vez por semana y con custodia; después supo por la misma Camila que era sometida a la filmación de pornografía infantil.

Cuando huyó, inició un tortuoso peregrinaje por oficinas del Gobierno de la Ciudad, por dormideros que a las 7 la echaban a la calle, y por hogares de donde no podía salir. Tampoco la ayudaron en el Programa “Las víctimas contra las violencias”, del Ministerio de Justicia de la Nación. Nadie le ofreció un médico ni una psicóloga.

Todo esto lo contó Soledad, mientras lloraba el 3 de agosto pasado, en una audiencia pública por la reforma de la ley de trata, cuando su protectora, Margarita Meira, describía ante unos pocos diputados la desprotección que sufría tras haber huido de una red de explotadores sexuales. El abandono tuvo su costo: la joven de 19 años fue de nuevo secuestrada por los mismos captores, junto con su hijita de 5 años.

Margarita y sus voluntarias de la ONG Madres de Constitución están atentas a las víctimas de trata, que abundan en los prostíbulos del barrio, ya que así perdió ella a una hija de 14 años, a quien halló ya asesinada. Fue Margarita quien, en diciembre detectó a una joven que “hacía la esquina” custodiada, y le dieron una tarjeta. Días después, la chica logró recuperar a su nena y escapar.

Margarita se la llevó a vivir al comedor comunitario, y el 28 de diciembre fueron a hacer la denuncia a la Unidad Fiscal Especial por Trata. Mostró en Internet las páginas de los prostíbulos donde había estado encerrada, y las fotos de otras víctimas. Dio nombres de proxenetas y custodios.

Pero el juez Rodolfo Canicoba Corral jamás la llamó a declarar ni tomó medida alguna en la causa. “En marzo le pedimos que intimara a los organismos del Estado para que le den ayuda económica. Nunca la ayudaron”, contó Margarita. El mes pasado, la abogada de la Red Alto al Tráfico y la Trata radicó una denuncia por abandono de persona ante la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

En marzo retomó el secundario; largó cuando el proxeneta fue por segunda vez al colegio. En este año sólo dos veces salió sola, a visitar a una chica a quien creía amiga. La segunda vez fue el sábado por la mañana, y desde entonces está desaparecida. Por lo que pudo reconstruir Margarita, esta chica le ofreció viajar al sur para un trabajo, pero la entregó al custodio del prostíbulo del que había huido.

Ella misma lo reveló, en las escasas y brevísimas comunicaciones que logró iniciar o responder en su celular: que estaba “en Chubut”, en un sótano, con frío y hambre, y “peor que antes”. En la última llamada, el martes, la notaron muy mal, y parecía drogada. Una voz masculina le dictaba decir que estaba con “el novio”.

“La Policía dice que ya la tienen ubicada, pero no me dicen nada más –se queja Margarita–. Si no presionan para que la larguen, van a terminar matándola, como hicieron con mi Susy”.