En un hecho inédito, y que refleja la triste herencia que dejó José María Aguilar en River, el equipo 'millonario' quedó en zona de descenso director.

Si el torneo Apertura hubiese concluido hoy, River estaría en el Nacional B.

River, que se quedó sin invicto esta noche, está tercero con Estudiantes, que no ha sido derrotado y tiene pendiente el clásico ante Gimnasia.

En la tabla del promedio, River y Quilmes son los peor ubicados, dado que All Boys venció a Olimpo por 1 a 0, pero ambos lo superan en ese ordenamiento.

A esta altura, en Núñez empiezan a realizar, solapadamente, cursos de aritmética: sumar, restar, dividir... son las constantes cuentas que determinan, fecha tras fecha, la gravedad de la situación.

El tropiezo frente a Vélez, el primero en el torneo, hundió a River al lugar más bajo y desconocido: lo llevó a los puestos de descenso directo. La realidad es cruel, molesta, aunque el calendario es generoso y le ofrecerá 33 partidos para eludir la pesadilla.

El triunfo que All Boys consiguió sobre Olimpo encendió las alarmas, hizo que River quedara en la indeseable zona de fuego. Y no es fácil entender cómo librar la batalla. Los rivales que deben afrontar los millonarios se dividen en dos grupos: aquellos equipos que ascendieron esta temporada -All Boys, Quilmes y Olimpo-, y los históricos como Gimnasia (LP), Tigre, Huracán, Racing y Arsenal. Si la temporada finalizara hoy, los millonarios deberían esperar el resultado del encuentro pendiente que tiene Gimnasia (LP) con Estudiantes para conocer su destino, aunque no sería demasiado prometedor el panorama. Con sumar un punto los platenses condenarían a River, por primera vez en la historia, a descender.

La cruz con la que carga el técnico Ángel Cappa y este plantel es la consecuencia de las malas campañas durante varios torneos, y aunque el arranque provocó ilusión la realidad le devuelve una imagen preocupante: el equipo sumó 10 puntos sobre 15, lo que le permitió acortar distancias, aunque no escapar. Sin dudas, la pelea no será fácil, menos si los resultados no acompañan y el equipo no crece futbolísticamente, otro punto que debe corregir el entrenador. El juego, como los números, están en una preocupante caída. Porque de los tres encuentros que ganaron los millonarios, en ninguna oportunidad el triunfo fue holgado. A Tigre lo venció en el descuento, con un destello de Ortega; para superar a Huracán recurrió a la fortaleza defensiva; el oportunismo del juvenil Funes Mori y la seguridad de Carrizo le posibilitaron festejar con Independiente. Y más inquietante fue la producción en las dos últimas fechas, cuando empató con Argentinos y cayó con Vélez. Ahí, no sólo los números le dieron la espalda, la propuesta futbolística fue endeble.

Desde luego, faltan muchas fechas, pero la preocupación y la obligación de conseguir resultados positivos también acompañará el camino de River por un largo rato.