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28 de marzo de 2024
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El descontento, un mal que afecta cada día a más mujeres
Se trata de un fenómeno en donde las propias mujeres catalogan a su propia vida como un "ni". Se da más entre los 20 y los 24 años, y después de los 35. Los motivos
18 de octubre de 2010
Ellas creen que su vida es un "ni", y caminan la vida descontentas con sus logros en el trabajo, su vida familiar y hasta su postura sobre la mujer y sus roles es oscilante: valoran el matrimonio, pero no resignan sus carreras.

El 39% de las mujeres, entre los 20 y 24 años y entre las mayores de 35, están descontentas con sus vidas y no saben cómo cambiarlo. Para ellas sus vidas es un “ni”, lo que se traduce en descontento, según una encuesta online de la consultora Datos Claros, que evaluó la percepción de mujeres de entre 20 y 40 años en relación a sus valores cotidianos, el trabajo, la familia y la maternidad.

Raquel Rascovsky, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, explica el fenómeno: “Las jóvenes de entre 20 y 24 años están en plena búsqueda de posicionamiento social. Están ocupadas en el estudio y en encontrar un trabajo estable. Las mayores de 35 se encuentran con un doble trabajo: su propio empleo y sus maridos e hijos. Suficientes motivos para estar insatisfechas”. ¿Qué pasa entre los 25 y los 34? “Las chicas se divierten, tienen estabilidad laboral y quizás ya han terminado de estudiar o encontraron aquello que les gustaba aprender”, cierra.

Las expertas evalúan que el fenómeno se debe a cambios sociales y culturales que tienen como protagonistas a miles de mujeres. Para Mirta Dall ‘Occhio, directora de Hémera–Centro de Estudios del Estrés y la Ansiedad, la vida de una joven entre los 20 y los 24, y las que pasaron los 35, es un período estresante. “A las más jóvenes se les pregunta qué van a hacer de su vida. Y las de más de 35, por qué no tuvieron hijos. La sociedad presiona a ambas”.

Según la especialista, las mujeres que habitan el área metropolitana se hacen planteos más temprano. Las preguntas existenciales están relacionadas al principio con la inserción laboral o universitaria. Luego es el reloj biológico el que apremia. “Lo mejor es no aislarse y compartir con otras mujeres –mayores y menores– la situación por la que estamos atravesando. Contar lo que nos pasa y escucharlas, nos dan una perspectiva”, sugiere Dall ‘Occhio.

También hay mujeres que se realizaron a nivel familiar, pero igual se sienten insatisfechas. “Cumplieron con la maternidad, pero están aburridas de la rutina del matrimonio. Y están las separadas, divorciadas o viudas, que dicen que o no hay hombres, o ponen muchos reparos para comprometerse. En esos casos, el final del camino, siempre, es el sufrimiento”, dice Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo, autor del libro La vagina enlutada.