Luego de un día de velatorio privado en la residencia de Los Sauces en El Calafate, la Presidenta llegó junto a sus hijos a la Casa Rosada para despedir los restos de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner.

Florencia, la menor de la familia se les unió ya que demoró la llegada porque se encuentra viviendo en Nueva York. Junto a Máximo se encuentra además la madre de la Presidenta Ofelia Wilheim, su hermana Giselle y la novia del hijo.

Alicia, la hermana de Néstor Kirchner fue quien abrió el cortejo junto a sus hijas y yernos, flanqueada por un puñado de funcionarios del Gabinete Nacional.

El silencio sólo se interrumpe con aplausos y gritos de apoyo a Cristina. También pudo observarse el llanto de los militantes que se fueron acercando para despedir al líder del justicialismo.

Los ciudadanos ingresan por una puerta del salón, bordean el féretro y luego se retiran por otra puerta. En ese transcurso, los militantes alientan a la Presidenta.

Cristina, sobria y notablemente dolida, responde con un gesto de agradecimiento detrás de sus lentes oscuros. O agacha la cabeza, mientras lleva la mano derecha junto a su pecho.

Durante las primeras horas se la pudo observar en silencio, sólo mantuvo algunos diálogos con sus familiares o con los dirigentes políticos que se acercaron para saludarla, como Hugo Moyano, Estela Carlotto o Hebe Bonafini.

Además, participan de la ceremonia sus familiares, el gabinete de ministros del Gobierno, gobernadores, intendentes, legisladores, dirigentes y representantes del mundo artístico, que participan en silencio.

Poco después de las 11:20 se produjo la llegada de la Presidente a la Casa Rosada, para despedir junto a la gente a su esposo y ex mandatario, Néstor Kirchner.

Con actitud adusta y mostrando entereza, se ubicó a la cabeza del cortejo junto a sus hijos, Máximo y Florencia.

Si bien no se quebró ante el féretro, si se le cayeron algunas lágrimas cuando, a poco de ingresar al Salón de los Patriotas Latinoamericanos, un simpatizante lanzó gritos de aliento.

La primera en saludarla luego fue Estela de Carlotto, ante quien también se mostró emocionada. Le entregó un pañuelo blanco, símbolo de las Madres de Plaza de Mayo, que la mandataria colocó sobre el cajón.

Le siguieron Hebe de Bonafini y el titular de la CGT, Hugo Moyano.

En algunos pasajes del emotivo funeral, Cristina Kirchner pidió un vaso de agua para aplacar su dolor.

Tras una hora en lugar, la mandataria se acercó a un grupo de mujeres anónimas que ingresaron a la casa de gobierno para despedir a Néstor Kirchner.

Se abrazaron, le entregaron unas cartas y cruzaron algunas palabras. Luego, Cristina Kirchner le entregó los papeles recibidos a su hijo Máximo, quien los guardó en un bolsillo de su campera.

Cerca de las 12:30 fue el turno de Evo Morales, presidente de Bolivia, quien abrazó a Cristina Kirchner y dejó caer algunas lágrimas. Lo mismo sucedió con Rafael Correa, mandatario ecuatoriano.

Con el correr de los minutos se sumaron a la ceremonia Sebastián Piñera y José Mujica, presidentes de Chile y Uruguay, respectivamente.

Cerca de las 13:20 arribó al lugar el Diego Maradona junto a su pareja, Verónica.

Abrazó a la mandataria y cruzó algunas palabras con Máximo Kirchner e, incluso, algunas sonrisas.