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25 de abril de 2024
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Empresarios locales presionan para entrar en SanCor
Eskenazi y Eurnekian tienen aval del gobierno y las provincias para insistir con la empresa láctea. Rumores encontrados sobre la operación con Soros
1 de diciembre de 2006
El banquero Enrique Eskenazi y el empresario Eduardo Eurnekian mantienen su expectativa de ingresar al negocio de la láctea SanCor, mientras crecen las versiones de que la asociación de esa cooperativa con la empresa del hijo del magnate George Soros ingresó en zona de turbulencia.

A esto se suma la fuerte presión política para que grupos nacionales se conviertan en socios de la segunda empresa láctea del país.

El gobernador santafesino Jorge Obeid y el cordobés José Manuel de la Sota, varios legisladores y la Unión Industrial Argentina se anotan entre los que preferirían frenar el proceso de extranjerización que atraviesa la economía.

Eurnekian, quien preside Aeropuertos Argentina 2000 y presentó una propuesta por SanCor junto con Eskenazi, dueño del Nuevo Banco de Santa Fe, se quejó de que "no hubo profesionalismo en el manejo de la negociación".

El Consejo directivo de SanCor eligió a Adecoagro, una firma de Jonathan Soros -hijo del magnate húngaron-norteamericano-, quien ofreció pagar 120 millones de dólares (70 millones para el pago de la deuda y 50 millones para capital de trabajo).

Molesto, Eurnekian explicó en declaraciones a El Cronista: "Queremos ser jugadores en el negocio agrícola-ganadero. Nos interesa que el sector lácteo no quede en manos de grupos extranjeros. Me parece que la decisión se tomó demasiado rápido".

Si bien proliferan los rumores sobre una caída de la operación de Adecoagro, Julio Bestani, director financiero de la firma, señaló lo contrario: "Estamos dentro de los 90 días que comprende el proceso de exclusividad con SanCor. Mantenemos reuniones continuas con sus ejecutivos para llegar al mejor acuerdo".

Adecoagro le propuso a SanCor que las cooperativas se queden con un 37,5 por ciento de la empresa, mientras que Eurnekian y Eskenazi le asignaban una base accionaria del 25 por ciento a los tamberos.

"Ese porcentaje podía ir creciendo, de acuerdo con determinados aumentos de capital", señaló Eurnekian, que proponía desembolsar 60 millones de dólares.