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26 de abril de 2024
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Chau chau a las trabas para importación de alimentos
Por la lluvia de dólares, las barreras informales para importar alimentos y otros bienes desaparecen. A fin de año ya podrían dejar de existir. El rol clave de Moreno
8 de noviembre de 2010
La estabilidad económica, sumada a la lluvia de dólares, producto de una cosecha récord y precios de commodities altos, el fin de la fuga de divisas y la necesidad de frenar la inflación llevaron al Gobierno a suavizar los controles informales a la importación de alimentos y otros productos sobre los que el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, había puesto el ojo a comienzos de mayo.

Fuentes de sectores importadores y comercializadores de alimentos confirmaron a El Cronista que supermercados y otros comercios minoristas vuelven paulatinamente a mostrar en sus góndolas alimentos importados. Consideran que de aquí a fin de año la situación será prácticamente igual a la que regía antes de que Moreno instalara barreras informales a las compras en el exterior.

A comienzos de mayo, Moreno había llamado a los supermercadistas e importadores para exigirles que dejaran de comprar alimentos al exterior. Entraron en la bolsa productos que compiten contra la industria local y otros premium, que no amenazaban a la producción nacional. La medida provocó rispideces con Brasil, el principal socio comercial, cuando los camiones provenientes de ese país quedaron varados en la frontera.

A las pocas semanas, Moreno se reunió con representantes de la industria farmacéuticas para pedirles que sustituyan sus importaciones. En conjunto, las importaciones de alimentos y medicamentos no superaron los u$s 2.000 millones en 2009.

El Gobierno consideraba entonces necesario detener la salida de dólares. La fuga de divisas totalizó u$s 6.683 millones en el primer semestre. Los primeros meses del año, con el conflicto entre el Ejecutivo y el Banco Central por el pago de deuda con reservas y la crisis griega como contexto global, habían sido determinantes y el Ejecutivo salió a frenar importaciones para asegurar un superávit comercial que compensara esa salida de dinero.

Pero el contexto cambió a partir del tercer trimestre. La cosecha récord y los precios internacionales de la soja y el maíz aseguraron un fuerte ingreso de dólares, a la vez que la salida de dinero de los bancos se detuvo.

“Las restricciones a las importaciones nacieron en un momento en el que el Ministerio de Economía preveía que el saldo positivo de la balanza comercial no iba a llegar a los u$s 10.000 millones”, indicó Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores (CIRA). Ese superávit comercial ya se superó en septiembre y las previsiones más conservadoras lo elevan a u$s 12.000 millones a fin de año. Según las estimaciones de economistas recabadas por el Banco Central en el REM, el saldo positivo de la balanza comercial rondó los u$s 700 millones en octubre.

Barrera de contención

Con esos dólares asegurados y la fuga de divisas contenida, la importación le sirve al Gobierno para contener la inflación creciente, que se siente sobre todo en la canasta de alimentos.

Según el Índice de Precios al Consumidor de la consultora Ecolatina, la inflación de octubre fue del 2,4% y el rubro Alimentos y Bebidas sube 31,7% en lo que va del año.

Las importaciones ayudarían a frenar esa evolución, que suele profundizarse en los últimos meses del año, coinciden los economistas. “Tanto la estabilidad del tipo de cambio nominal como el fuerte aumento de las importaciones funcionan como ancla anti-inflacionaria, al expandir la oferta agregada y descomprimir los excesos de demanda”, consignó la consultora Economía & Regiones en un informe reciente.