Con el argumento de que aumentó la inseguridad, a partir de febrero, quienes tomen un taxi en la Ciudad entre las 22 y las 6 deberán pagar un 20% más, y quienes pidan un taxi por teléfono tendrán que abonar un recargo de seis fichas, lo que equivale a $ 3,48.

Así lo decidió la Legislatura porteña, que en la sesión de ayer aprobó la ley del Taxi.

Así, los taxis empezarán a cobrar más caro de noche, como ya sucede en muchas ciudades del mundo, incluidas Montevideo, Santiago de Chile o San Pablo.

Si bien la ley fue sancionada ayer, y se publicará en el Boletín Oficial en pocos días, el aumento recién regiría desde febrero, porque la Subsecretaría de Transporte y Tránsito de la Ciudad quiso separarla del reciente aumento del 26%, que corre desde el 16 de octubre.

En la Ciudad hay unos 35.000 taxis, de los cuales cerca de 10.000 circulan en horario nocturno.

La sesión en la Legislatura no fue como otras. Un par de horas antes, la tribuna estaba repleta de trabajadores del Sindicato de Peones de Taxis, que dirige el moyanista Omar Viviani. Con sus camperas y gorras amarillas cantaron la marcha peronista y silbaron e insultaron a los diputados que se manifestaron en contra del incremento tarifario.

Tanto este gremio como las asociaciones de dueños de taxis fueron los que impulsaron la sanción de esta ley. De hecho el proyecto fue presentado por Claudio Palmeyro, legislador del bloque Peronista y también vocal del gremio de Viviani.

Pero las modificaciones tarifarias contempladas en la ley no sólo contaron con los votos de este bloque sino también con los del espacio kirchnerista y, principalmente, con el acuerdo del macrismo.

Por el contrario, la Coalición Cívica, el ibarrismo, los diputados que responden a Pino Solanas, el socialismo y Nueva Izquierda votaron en contra de los aumentos. El principal argumento de los opositores fue que el dinero terminará en manos de los dueños de los taxis y no de los trabajadores. Por convenio, los choferes ganan el 30% de la facturación.