Una tragedia que recuerda el heroico rescate de los 33 mineros en Copiapó, Chile, tuvo un final muy distinto en la isla Sur de Nueva Zelanda, donde 29 hombres perdieron la vida tras pasar casi una semana atrapados dentro de una mina.

Los hombres habían quedado atrapados el viernes pasado en un túnel del yacimiento Pike River tras una explosión originada por una fuga de gas metano. Ayer por la tarde se produjo un segundo estallido, que habría derrumbado por completo la galería donde se encontraban.

Las autoridades neozelandesas montaron un operativo de rescate similar al desplegado en Copiapó, pero las máquinas utilizadas para construir el conducto hasta los mineros se averiaron. Además, los directivos locales se negaron a permitir que alguien bajara al interior de la montaña para rescatar a los hombres debido al gas tóxico.

Ayer por la mañana, una máquina logró taladrar un estrecho túnel hasta la galería donde se encontraban los mineros, pero en cuanto se analizó el aire, los expertos constataron una cantidad excesiva de monóxido de carbono y gas metano, así como insuficiente oxígeno.

Las muertes fueron confirmadas alrededor de las dos y media de la tarde, después de que se produjera una segunda explosión en los pasillos de la mina. "No hubo supervivientes tras un nuevo masivo estallido bajo tierra", explicó Gary Knowels, encargado policial de los equipos de rescate, en una conferencia de prensa donde se encontraban los familiares de los hombres.

Los 29 mineros trabajaban en un yacimiento de Atarau, controlado por la empresa Pike River, en la isla Sur. Ahora, la misión estará abocada a recuperar los cadáveres para devolverlos a las familias, al tiempo que el Primer Ministro decretó duelo nacional.

"Perder a nuestros hermanos fue un golpe durísimo. Todos los neozelandeses nos solidarizamos con sus familias. Somos una nación de luto", declaró el Primer ministro neozelandés, John Key. Además, el funcionario anunció que se iniciará una comisión para investigar las causas de las explosiones.