Con la ayuda de un policía, una mujer tuvo a su hija en un remís - Asteriscos.Tv
Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
29 de marzo de 2024
Seguinos en
Con la ayuda de un policía, una mujer tuvo a su hija en un remís
Iba con su esposo al hospital pero no llegó. La niña, Brenda, nació en una calle de Villa Urquiza
25 de noviembre de 2010
La historia parece de película pero es bien real. Y pasó en pleno centro porteño: en Villa Urquiza, más exactamente dentro de un remís, una mujer parió a su segunda hija sin más ayuda que las manos del cabo César Paulu de la Federal.

Todo ocurrió al mediodía, cuando Cristina de Piñeiro, de 21 años, llamó a su esposo, Rosendo, de 31, a la pollería donde trabaja para decirle que el bebé venía en camino. Rosendo corrió. Ya se había perdido el nacimiento de su primera hija, Melina. No llegó a tiempo. Rosendo se prometió que otra vez no iba a pasar lo mismo. Y no pasó.

El remís apenas hizo unas cuadras cuando Cristina no pudo más. Rosendo se avalanzó sobre el patrullero. El cabo Paulu se hizo cargo del asunto y como un autómata, repetía lo que aprendió en el curso de la Federal: “Que no grite en los pujos, que haga fuerza como si hiciera caca, que el bebé no trague líquidos, atar el cordón a cuatro dedos de distancia...” Al padre, que estaba “blanco como una pared”, le pidió que se saque la remera para cubrir al bebé. Y en eso estaba cuando los vecinos empezaron a llegar. Alguien alcanzó toallas, guantes de látex. Las chicas del lavadero llevaron el botiquín, según pudo saber el diario Clarín.

La madre, un poco asustada pero tranquila, se dedicó a lo suyo: parir . Desde atrás, el padre seguía congelado. “Estaba re nervioso, te volvés loco, no tenía ni idea de lo que tenía que hacer”, le dijo a Clarín desde el Hospital Pirovano donde Cristina y su beba se reponían sin más sobresaltos del que ya habían tenido.

Cuando todo terminó, el cabo Paulu pensó en su hijo, que tiene un año y medio. Entonces, se apoyó en el remís y lloró. “No una lágrima, millones”, confesó. Sólo le pidió a Rosendo que además de Brenda, la nena lleve el nombre de su esposa: Salomé. Rosendo, obvio, accedió. Y la historia terminó con todos aplaudiendo a madre, hija y partero.