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19 de abril de 2024
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Boca y su gloria de la mano de Martín Palermo y Carlos Bianchi
Hace una década el club "xeneize" ganaba la Intercontinental en Japón al vencer la Real Madrid 2 a 1. Fue la noche de Palermo, el gran goleador
28 de noviembre de 2010
Por Roberto Aguirre Blanco

Aquel año 2000, el primero del nuevo siglo, sería inolvidable para Boca, que logró alcanzar el olimpo del planeta fútbol al conquistar la Copa Intercontinental tras vencer al poderoso Real Madrid por 2 a 1 en Japón, con dos latigazos estremecedores de Martín Palermo.

Fue el cierre internacional perfecto para el conjunto que dirigió Carlos Bianchi, que meses antes había ganado, luego de 22 años, nuevamente la Copa Libertadores de América.

El ciclo de oro de la era Bianchi se había iniciado dos años y medio antes con la llegada del Virrey a La Ribera -en julio de 1998- y que acumuló dos títulos locales consecutivos: Apertura 1998 y Clausura 1999.

Fue la noche consagratoria de Palermo, quien convirtió los dos tantos de los "xeneizes" para alcanzar la gloria, en lo que hoy consideran los goles más importantes de su carrera.

Fue un año especial para el "loco", que a mitad de mayo regresó luego de siete meses de estar lesionado con el recordado gol a River en la Bombonera, que dejó afuera a los "millonarios".

Aquella noche en Tokio, en apenas seis minutos, Boca empezó a darle forma a uno de los logros más resonantes de su historia, contra el poderoso Real Madrid.

Allá lejos, el equipo de Carlos Bianchi se dio el gusto de ganar por 2 a 1 y quedarse con la ansiada Copa Intercontinental.

Si bien Boca ya la había ganado a fines de los 70, en aquel entonces el certamen se definía en partidos de ida y vuelta, ya que recién a partir de 1980 se jugó en Japón.

El equipo auriazul había obtenido en el 2000 la Copa Libertadores, tras vencer por tiros penales a Palmeiras, como visitante, mientras que Real Madrid había superado al Valencia en la Liga de Campeones.

Boca llegó una semana antes a Tokio, sobre todo para adaptarse al cambio de horario y al frío, acompañado por una multitud de hinchas, que aprovecharon la ventaja cambiaria para viajar a Oriente.

"Estaba convencido de que si hacíamos nuestro juego podíamos ganar", señaló Bianchi, y explicó: "Estábamos concentrados únicamente en eso, en quedarnos con la Copa".

No iba a ser fácil, porque Real Madrid tenía figuras de la talla de Iker Casillas, Fernando Hierro, Roberto Carlos, el portugués Luis Figo y Raúl, entre otros.

Apenas se jugaban dos minutos cuando Matellán mandó un largo pase para Marcelo Delgado, quien se fue por izquierda, lo vio a Palermo por el medio y el goleador anotó.

Sobre los seis, y luego de una pelota recuperada cerca de su propia área, Riquelme levantó la cabeza y puso otro largo pase para Palermo.

"Si corren diez carreras, Geremi (defensor de Real Madrid) gana nueve, pero Martín ganó la que debía", afirmó Bianchi.

El atacante superó con lo justo al defensor camerunés -actualmente en Inglaterra- y definió con un remate cruzado que superó al arquero Casillas.

Sin embargo, a los 11, el brasileño Roberto Carlos acertó con un certero remate de zurda, que se coló en el ángulo derecho del arquero Córdoba.

El descuento de los españoles le puso algo de incertidumbre a una final que recién comenzaba, aunque después Boca pudo controlar el juego.

La segunda parte, con Real Madrid volcado en ataque, le puso más dramatismo a la definición, en aquella madrugada calurosa de Buenos Aires.

El final desató el festejo alocado, allá y acá, y al regreso miles de hinchas enloquecidos recibieron al plantel que había saldado la gran cuenta pendiente.

Al regresar de Japón, Boca mantuvo su espíritu inalterable, no se conformó y también ganó el torneo Apertura de ese año.

Y a Palermo aún le quedarían muchos años de gloria.
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