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19 de abril de 2024
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Era Garré: policías deberán ir desarmados a las protestas
La flamante ministra de Seguridad pretende que los efectivos eviten hasta llevar gases lacrimógenos. Hay polémica y temor de que la policía sea carne de cañón
18 de diciembre de 2010
La era de Nilda Garré al frente del Ministerio de Seguridad arrancó con polémica.

La ministra, que vive en una casa enrejada, puso en funciones al nuevo jefe de la Policía Federal, Enrique Capdevila, vio más tarde los enfrentamientos en el club Albariño de Lugano y le mandó a su flamante jefe la primera orden por escrito.

Desde ahora, está terminantemente prohibido que los agentes de la Policía Federal que participen en operativos de protestas callejeras lleven armas de fuego de cualquier tipo, incluyendo a las escopetas que disparan postas de goma y a las pistolas lanzagases.

Las tres muertes del Parque Indoamericano fueron un fuerte disuasivo.

La decisión amplía las restricciones a la acción de la policía en escenarios de protesta social, una iniciativa impulsada durante la gestión de Néstor Kirchner y bajo la conducción del desplazado comisario general Néstor Vallecca en la Policía Federal.

Hasta ahora, sólo las dos primeras líneas de personal policial estaban obligadas a permanecer desarmadas.

Aunque muchos comisarios se enterarán este lunes, cuando el grueso de los ejemplares de la orden del día policial se termine de distribuir en la totalidad de las comisarías porteñas, la instrucción general ya estaba impresa ayer al mediodía. La orden del día es una especie de Boletín Oficial de la Policía, donde se publican las modificaciones al reglamento y las órdenes generales urgentes.

Los policías que participen en operativos de disuasión en manifestaciones callejeras únicamente podrán llevar escudos, machetes y gas pimienta.

La orden es clara: la ministra no quiere un herido más por arma de fuego y prefirió cortar por lo sano. Más que confiar en el profesionalismo de los policías que participen en los operativos, optó por prohibir que porten armas. La medida incluye a los grupos de choque como la Infantería y la Caballería.

Como reaseguro, la ministra avisó, además, que cada operativo callejero será supervisado por un civil designado por su Ministerio.

Será una especie de auditor externo que monitoreará la actuación policial en cada caso, por menor que parezca, desde los monitores del Departamento de Policía.

La orden -según fuentes del Ministerio de Seguridad, fue consultada con Cristina Kirchner- tuvo diferentes grados de repercusión adentro de la fuerza.

Mientras algún comisario expresaba con frialdad que resultará “difícil” trabajar en la calle sintiendo la desconfianza de las autoridades civiles y enfrentando sin armas a eventuales manifestantes que sí podrían portarlas (como en el Parque Indoamericano), otro se mostraba “absolutamente de acuerdo” con la medida, haciendo una lectura adicional: “Si nos ponen gente del ministerio a controlarnos, la responsabilidad será compartida”.

El Gobierno busca minimizar las chances de un “error”: no debe haber heridos en manifestaciones sociales por disparos policiales.

Sin embargo, habrá un pequeño grupo denominado “back up” que irá en la última línea y que en situaciones límite sí podrá usar armas.

“No queremos que las vidas de los policías corran riesgos”, expresaron en Gobierno.

La diferencia es que este grupo irá sólo cuando sea convocado expresamente, y siempre bajo la supervisión civil del operativo.

Garré envió asesores que recorren las tomas de predios, para tener información directa antes de que se decida una eventual intervención policial.

La Federal está sin plana mayor. El jefe Capdevila y el subjefe, Alejandro Di Nizo, pasarán el fin de semana confeccionando la lista que mañana o el martes le llevarán a la ministra, con los nombres de los nuevos jefes propuestos. Hay que designar al menos a 11 comisarios generales y a 3 comisarios mayores para reemplazar a los que pasaron a retiro. Garré dirá si acepta o no cada propuesta.

La cúpula de la Policía voló por el aire luego de que la presidenta Cristina Kirchner decidiera crear un Ministerio de Seguridad y poner al frente a Garré, hasta entonces ministra de Defensa.

Ocurrió luego de los hechos en el Parque Indoamericano de Villa Soldati que terminaron con tres muertos.

En dos de esos casos hay sospechas de víctimas alcanzadas por balas policiales.