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29 de marzo de 2024
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La economía crece pero el déficit habitacional se agrava
Tres de cada diez familias no tienen vivienda propia y se ven obligadas a pagar un alquiler o terminan confinadas en villas o asentamientos precarios
26 de diciembre de 2010
Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina, que desde 2004 elabora la UCA, el año pasado un 71% de los hogares era propietario de la vivienda que ocupaba, mientras que 15% la alquilaba y 14% la ocupaba o presentaban distintas formas de tenencia irregular.

Salvo por una pequeña mejora en la cantidad de familias que pudo salir de una villa y comenzó a alquilar, este escenario casi no registró cambios en el último quinquenio, publicó Clarín.

El crecimiento, por si solo, no creó propietarios.

Los títulos de propiedad son más escasos entre la población de bajos recursos. En las villas, sólo 46% de las familias es dueña y 8% alquila. Pero otro 46% es “ocupante”.

Luis Baer, investigador de la UBA y el Conicet, marca la paradoja de que el crecimiento “a tasas chinas” agravó la crisis habitacional en vez de contribuir a resolverla .

“En un contexto donde el mercado de suelo está totalmente desregulado, se produjo una demanda muy fuerte sobre el suelo de la ciudad”. Así, la mejora de la actividad provocó fuertes subas en los valores de las propiedades y también en su alquiler.

“Se discute mucho sobre la inflación de los alimentos, pero poco se habla del aumento del precio del suelo”, advirtió el experto.

Desde fines de 2003, este incremento fue de entre cuatro y cinco veces según la zona de la ciudad. Sin ayuda crediticia conveniente y con salarios que no crecen a la par, una gran porción de la población quedó sin chances de acceder a una casa.

Un trabajador necesita hoy 84 salarios promedio para comprar un departamento de 60 metros, de acuerdo con un estudio de la UADE. En los noventa, con 50 sueldos bastaba.

La encuesta de la UCA marca claramente que también a la hora de alquilar el impacto de la inflación inmobiliaria lo sufren más los que menos tienen.

Entre 2007 y 2009, el valor promedio de los alquileres subió 62%. Pero en las villas esa suba llegó al 97%.

Un agravante es que, sin regulación estatal, la construcción se volcó al segmento de la población de mayor poder adquisitivo.

Es decir, se construyeron casas para la gente que podía pagarlas y no para quien las necesitaba.

En Buenos Aires, de los permisos de construcción otorgados entre 2003 y 2008, un 40% fueron para la categoría “multivivienda suntuosa”.

En el conurbano, en tanto, los “barrios cerrados” ya cubren 40.000 hectáreas, el doble de Buenos Aires.

El Estado, único oferente de viviendas sociales, también fue víctima del encarecimiento del suelo y se ve obligado a construir en zonas alejadas.

Según Baer, “los planes de vivienda fueron a suelos de baja calidad, en el borde de los tentáculos de la región metropolitana”. Para el investigador, a esta altura es imprescindible “la implementación de políticas que contribuyan a controlar el precio del suelo”.