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La buena memoria que alimentó la "Reina del revés"
Marcó la infancia, adolescencia y adultez de varias generaciones. Sus canciones fueron juegos, sueños de libertad y entrañables recuerdos para millones
10 de enero de 2011
Por Roberto Aguirre Blanco

Cuando alguien que marca la infancia de millones de personas deja la vida se genera una doble sensación, el dolor de la pérdida y de pronto el asalto, sin pedir permiso, de cientos de imágenes unidas a la influencia nuestra formación cultural.

Unida a los recuerdos más entrañables está María Elena Walsh, quien casi con el despertar de la infancia, aún cerca de los brazos de los padres y los primeros pasos educativos, sus canciones y melodías marcan la historia de de varias generaciones de argentinos.

En estas circunstancias es difícil escribir en tercera persona, sumirse en un rol profesional y tomar distancia cuando tantas imágenes nos acercan a su obra y militancia en al vida.

Cuando uno no dejó de tararear aquellas canciones formativas como "La vaca estudiosa" o "Manuelita" el fotograma siguiente nos lleva directamente a una película que para los cuarentones nos fijó en los setenta una manera distinta de ver el mundo infantil.

"El reino del revés" nos abrió la cabeza a la fantasía de un juego que no hizo pensar sobre el mundo egoísta de los adultos y como la mítica Mafalda, las ideas universales de Walsh trascienden el espacio físico de lugar y el tiempo.

Ese film de 1971, dirigido por su pareja María Herminia Avelleneda postula la lucha por los ideales, la defensa de la libertad y la perseverancia para lograr los objetivos con una propuesta teatral que deja todo librado a la imaginación.

Con tanta energía los chicos nos hicimos adolescentes y con la llegada de la oscuridad de la Dictadura seguir aferrado a ciertos iconos de la cultura prohibidos no ponía en un lugar de resistencia pacífica que mucho elegimos como alternativa ante la represión de ideas.

Todavía es memorable su carta de lectores en el Diario Clarín en 1979 pidiendo más respeto por la cultura y exigiendo una libertad cercenada, en un hecho de militancia que fue una bocanada de aire ante tanto mal momento.

Y, en al decadencia de esa Dictadura y cuando los aires democráticos llegaban de a poco, las canciones mas adultas de María Elena fueron el símbolo del deseo de cambio y recuperación de la libertad, en una conjunción tan potente con la voz de Mercedes Sosa y simbolizada en "La Cigarra".

"Tantas veces me borraron, tantas desaparecí, a mi propio entierro fui sola y llorando...", y la piel de esos jóvenes que crecimos con ella entendíamos el lugar histórico que ocupábamos y como ella proponía cantábamos para volver a creer que se podía volver de la guerra.

La Democracia nos trajo los cambios, las idas y vueltas pero esa libertad que es inmodificable en nuestras vidas y que la eterna María Elena ayudó a alimentar en cada uno de nosotros.

Este hermoso oficio del periodismo permitió al autor de esta nota conocerla y entrevistarla en 2002 cuando presentó su última novela para chicos "Hotel Pioho's Palace", de la editorial Alfaguara.

Fueron 90 minutos inolvidables llenos de charla amena, profunda, de alto vuelo docente y que hasta permitió que uno pudiera bajarse del lugar de la admiración para preguntar y buscar respuestas profundas sobre la política, la vida, la cultura y la condición humana.

Los nervios jugaron una mala pasada y se trabó el grabador en medio de la charla perdiendo gran parte del material, ella se dio cuenta y lamentó, y propuso repetir la nota.

La concentración fue tal y la vergüenza mayor, que preferí confiar en mis apuntes y la concentración que tuve aquella mañana en el estudio de la fotógrafa Sara Facio donde realizamos la entrevista.

Y así fue, creo que nunca más se logró ese nivel de atención. La entrevista fue enviada luego a sus manos y ella, que era excesivamente elogiosa, respondió un mail señalando una felicitación "por la buena memoria".

Esa memoria que María Elena Walsh colaboró durante tantos años a hacerla activa, ácida y cuestionadora.

Esta jornada nuestro corazón de niños y nuestra militancias por las ideas tiene un golpe de tristeza, pero la memoria ayudará a seguir creyendo que "dos y dos son tres" como el reino de la inolvidable María Elena.

Aquí, una de sus principales obras, La Cigarra

COMO LA CIGARRA

Tantas veces me mataron,

tantas veces me morí,

sin embargo estoy aquí

resucitando.

Gracias doy a la desgracia

y a la mano con puñal

porque me mató tan mal,

y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra

después de un año bajo la tierra,

igual que sobreviviente

que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,

tantas desaparecí,

a mi propio entierro fui

sola y llorando.

Hice un nudo en el pañuelo

pero me olvidé después

que no era la única vez,

y volví cantando.

Tantas veces te mataron,

tantas resucitarás,

tantas noches pasarás

desesperando.

A la hora del naufragio

y la de la oscuridad

alguien te rescatará

para ir cantando.