A un año del terremoto que devastó Haití, la ONU recordó que "aún hay más de 800.000 desplazados viviendo en condiciones miserables", y admitió que la reconstrucción del país llevará años.

En la presentación del balance de la situación en Haití a 12 meses del poderoso terremoto de 7 grados, que dejó unos 250.000 muertos y 1,5 millones de damnificados, las agencias de la ONU reiteraron que "aún queda un largo camino por recorrer" y que la prioridad de 2011 será "darles un golpe de acelerador a los esfuerzos de recuperación".

Según precisó el informe de la ONU, actualmente 810.000 personas viven en 1150 campos de refugiados esparcidos por todo el país. La cifra representa casi la mitad de los desplazados de julio pasado, lo que indica que los realojos se producen a una media de 100.000 por mes.

"Mientras estas cifras parecen un desarrollo positivo, aún queda un largo camino por recorrer", dijo el director general de la Organización Mundial de las Migraciones, William Lacy Swing.

Uno de los principales problemas para el realojo de las personas que subsisten en los campos de desplazados es la falta de tierra disponible en las zonas urbanas y los conflictos en torno a la propiedad.

En ese sentido, la ONG Ayuda en Acción instó al gobierno haitiano a que libere tierra para poder comenzar la construcción de viviendas para los refugiados.

Al igual que esta ONG, también la Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras y Acción Contra el Hambre denunciaron en diferentes comunicados que la ineficacia del gobierno haitiano y la inestabilidad política han dificultado y retrasado su trabajo.

También el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, les pidió a los dirigentes políticos haitianos que resuelvan sus diferencias para que el país pueda avanzar.

"Hago votos por que la dirigencia haitiana llegue a un acuerdo para resolver sus diferencias políticas y crear las condiciones para que su pueblo despliegue toda su creatividad y sus energías", dijo Moreno.

Haití atraviesa actualmente una crisis política por la impugnación de los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 28 de noviembre.

El país, además, vive una epidemia de cólera desatada a mediados de octubre, que ya ha provocado la muerte de 3759 personas.