26 de abril de 2024
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Hermanos Juliá: aseguran que la droga fue cargada en Argentina
Se menciona a una firma de despacho de cargas que operaría con cobertura política. Aún queda la duda clave: en qué aeropuerto la subieron al Challenger
13 de enero de 2011
Hicieron escala en Isla de Sal, Cabo Verde, donde recargaron combustible. Eduardo era el comandante de vuelo, Matías el copiloto y Gustavo el único pasajero.
Escondidos en la nave, 944 kilogramos de cocaína en paquetes multicolores. Al llegar a Barcelona, al día siguiente oficiales de la Guardia Civil los requisaron y encontraron el cargamento.
Fuentes de la investigación revelaron que la gran incógnita aún es en qué aeropuerto cargaron los paquetes multicolores.
El avión llegó al país procedente de Estados Unidos el 5 de noviembre. Al estar cerrado Aeroparque, aterrizó en Palomar y desde ahí fue a Morón donde apenas tuvo tres movimientos en casi dos meses. A Ezeiza llegó el 30 de diciembre y desde ahí despegó a Barcelona el primer día de 2011.
Esos mismos informantes aseguraron al diario Clarín que España comenzará esta semana a enviar documentación fundamental para entender cómo fue que se preparó esta operación organizada por hombres que cruzaron el océano con la convicción de que lograrían aterrizar sin problemas en Barcelona. El foco está puesto en una empresa despachante de cargas conocida en el mercado por sus buenas relaciones políticas.
Las imágenes de los trámites individuales de cada uno de los tripulantes del avión los muestra haciendo el papeleo que le corresponde a cualquier ciudadano común que está a punto de tomar un vuelo internacional en un jet privado. Sin embargo, es llamativo que en el documento de declaración de salida del Challenger ninguna autoridad confirmó quién era quién.
Por lo menos eso se desprende del material revelado ayer por el diario Tiempo Argentino, donde la versión escaneada de este papel oficial muestra que tanto Gustavo Juliá como Matías Miret figuran con el mismo número de pasaporte: el de Juliá. La declaración tiene el sello de la Aduana, de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y de Migraciones.
En su tarea de copiloto, Miret tenía bajo su responsabilidad el papeleo . Sin embargo, supo de los Juliá que no hacía falta que se encargara de ese trabajo en el aeropuerto argentino: “No te preocupes por Ezeiza, está todo arreglado”, le escribió en un mail.
Clarín pudo comprobar de fuentes oficiales que el despacho de la nave -como suele decirse en el rubro aeronáutico- fue tarea de una empresa de nombre Air Dispatch. Ayer este diario intentó comunicarse sin éxito con encargados de esta compañía.
Gustavo Juliá, propietario de Medical Jet y Federal Aviation, es señalado por todas las fuentes como el cerebro de esta operación . Hacia él apuntan también los investigadores: a los llamativos viajes a España que registra en el último mes. Fue a Barcelona el 8 de diciembre y volvió el 11 para irse de nuevo el 13 y regresar el 17. Antes, ya había aterrizado en ese país en un Hawker 800 XP también con patente americana que alquiló durante un año hasta septiembre de 2010. Lo devolvió porque estaba buscando un Challenger, una nave mucho más cara y poderosa que finalmente trajo al país en noviembre . Decía que iba a tener “muchos viajes a Europa”. Los investigadores persiguen también un llamativo viaje a Santa Cruz de la Sierra en abril pasado con un colombiano de pasajero.
Las imágenes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria muestran que los tripulantes llegaron separados a Ezeiza: los Juliá en una camioneta Hyundai y un rato después se bajó Miret de un remisse color rojo.