Desde el Gobierno decidieron no salir al cruce con las advertencias que hizo ayer el ex ministro de Economía Roberto Lavagna.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo que no había leído en los diarios las declaraciones del ex funcionario, pero afirmó que está "absolutamente de acuerdo" con el pedido de transparencia y el cuidado del gasto público que hizo Lavagna.

En la misma línea, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, aseguró que Lavagna "tiene una visión particular y un reconocimiento de su tarea" y agregó que a sus expresiones "uno les debe prestar atención porque es un hombre de nivel.

Ayer, el ex ministro se despachó: "La gran ventaja es que la sólida posición macroeconómica que emergió de la política seguida desde el 2002 creó la posibilidad de elegir el rumbo que se desea seguir. Es una diferencia sustancial con las crisis que vivimos que nos dejaban sin margen de maniobra".

Pero enseguida advirtió que hoy "estamos en un punto de bifurcación donde se puede elegir entre consolidar el rumbo o modificar la dirección. Mi opción es consolidar lo alcanzado, lo que implica continuidad y reformas en un marco de crecimiento y mayor equidad social".

Y amplió: "Habrá que decidir como sociedad si queremos más o menos estatismo en el sector servicios, más o menos economía libre, más o menos capitalismo de amigos, más o menos relación con el mundo desarrollado, más o menos tecnología, más o menos importancia a una sustentable distribución de oportunidades e ingresos, más o menos instituciones y reglas claras."