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20 de abril de 2024
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"Temple de acero": un western sin lugar para los cínicos
Remake de un viejo western de 1969, este filme de los hermanos Coen con diez nominaciones a los Oscar reúne al mejor Jeff Bridges con Matt Damon y Josh Brolin
9 de febrero de 2011
Por Sebastián Martínez

Se puede decir que la ya abultada carrera de los hermanos Ethan y Joel Coen consiste en un entramado de homenajes a distintas escuelas cinematográficas, pero siempre tamizadas por ese tono al mismo tiempo tan personal y tan distante que distinguen todos sus trabajos.

Desde la fundacional “Simplemente sangre”, pasando por “Barton Fink”, “Fargo”, “El amor cuesta caro” o “Sin lugar para los débiles”, cada filme de los Coen tiene detrás de sí la huella de un género específico como referencia: el cine negro, la comedia romántica, la comedia de enredos.

En el caso de “Temple de acero”, esa referencia es muy específica. No sólo se homenajea al western clásico tradicional de Hollywood, sino que se trata de una remake de un filme estrenado en 1969, con el protagónico de John Wayne.

El argumento, al igual que en el filme original, gira en torno a una adolescente de 14 años que, en medio del Viejo Oeste, quiere vengar el asesinato de su padre, perpetrado por un delincuente de poca monta.

Para llevar adelante su plan, y tras vender algunos caballos, la chica contrata a un ex sheriff, duro, decadente y alcohólico, que deberá internarse en territorio indio en busca del asesino.

Pero el viejo sheriff no estará solo. Por un lado, la propia chica de 14 años insiste en acompañarlo, para asegurarse de que su contrato sea cumplido. Y, por otra parte, un Ranger de Texas se les cruza en el camino, porque está a la caza del mismo sujeto, quien también carga sobre sus espaldas el homicidio de un senador.

Hasta ahí, el planteo argumental de “Temple de acero”. Pero, claro, todo se empieza a llenar de contenido cuando sabemos que el viejo sheriff es interpretado por Jeff Bridges, quien fue nominado al Oscar por este papel impagable (el filme cuenta con otras nueve postulaciones para los premios de la Academia, incluyendo el de Mejor Película).

Al lado de Bridges, la joven Halee Steinfeld se luce en el rol de la chica que busca venganza, con mente fría, buena capacidad para la retórica y nervios templados. Para completar el elenco principal, Matt Damon toma a su cargo al Ranger texano, siempre un poco más razonable que sus compañeros de ruta y con esa rectitud un poco impostada, tan característica del sur de los Estados Unidos. Por su parte, Josh Brolin es el asesino prófugo, pero su intervención es breve y ambigua.

Definir la película es difícil. Es, desde ya, una experiencia disfrutable. Y cumple una doble condición que la colocan en un lugar de expectativa. De un lado, es un filme con el sello distintivo de los Coen. Pero, al mismo tiempo, abandona ese tono ajeno y de amargo humor tan común en sus películas. Un filme de los Coen, pero sin lugar para los cínicos. Algo digno de verse.