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29 de marzo de 2024
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Argentina ganó el primer punto en la Copa Davis ante Rumania
David Nalbandian venció al rumano Ungur en un partido muy peleado. El cordobés mostró grandes dificultades físicas y se esforzó para ganar 6-3, 6-2, 5-7 y 6-4
4 de marzo de 2011
David Nalbandian debió trabajar más de la cuenta para ganar un partido complicado ante el rumano Ungur y vencerlo por 6-3, 6-2, 5-7 y 6-4.

David tuvo problemas físicos que mermaron su rendimiento y hasta pusieron en duda su triunfo.

El unquillence comenzó el partido midiendo a su rival, a quien en la previa dijo desconocer y el cual llegaba como un ignoto tenista que terminó complicando al unquillense más de la cuenta. David se llevó el primer set por un trabajado 6-3, edificado desde la sapiencia y la experiencia de su muñeca derecha.

No fue fácil, porque Ungur (19º) complicó con bolas largas y pegadas al fleje. A esto se sumó el persistente dolor en la cadera de Nalbandian, quien dio muestras de incomodidad y hasta en un momento llegó decirle al banco argentino: "Me caga (sic) doliendo".

De todas formas, el unquillense se repuso y, a pesar de estar en dos ocasiones a punto de perder su saque, consiguió el quiebre en el octavo game para llevarse el primer set.

En el segundo set no hubo demasiados inconvenientes para el cordobés. Que salió a jugar el partido con más intensidad y menos dolores. En ese terreno, Ungur se tensionó y sintió la diferencia con la experiencia de Nalbandian. Que terminó por dibujar un fácil 6-2, más por los errores del rival que por mérito propio.

En el tercer set se temió lo peor, porque el rumano se plantó firme y exigió a Nalbandian, que dejó todo pero poco pudo hacer ante un físico que se le desgastaba segundo a segundo. Ungur recién pudo quebrar en el final y se llevó un sufrido e intenso parcial por 7-5.

La cuarta manga fue definitiva, porque Nalbandian entendió cómo jugar los momentos clave y Ungur, a pesar de no hacer un mal set, sucumbió otra vez ante la experiencia que le tiró encima el unquillense.

Con dolor, pero no tan intenso, David ganó en precisión y en autoestima, porque cada bola suya llevó potencia y precisión. Jugó sobre los flejes e hizo desgastar al rumano, pero sobre todo, lo jugó con el corazón caliente, con agallas y un amor propio incondicional. Así construyó un triunfo en duda hasta el final, pero Nalbandian está hecho para la Davis.

Tras la dura victoria, lloró, se tapó la cara, pero luego, en diálogo con TyC Sports: "No estoy bien, traté de hacer todo lo que pude, pero me sentí bastante mal. Cada vez me podía mover menos, pero esto era un partido de Copa Davis, era Argentina, había que sacar fuerzas de donde no había". Sincero y emocionante. Un triunfo que no fue ante un rival de renombre, pero que se recordará por mucho tiempo.