19 de abril de 2024
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Un médico ayudó a morir a un enfermo que pedía eutanasia
Fue en Italia y ya hay polémica. El paciente sufría una distrofia muscular progresiva y había pedido que se abandonara el tratamiento que lo mantenía vivo
21 de diciembre de 2006
EN Italia ya se armó la polémica alrededor de la eutanasia.
Un enfermo de distrofia muscular progresiva que reclamaba desde hace meses la eutanasia –que se abandonara el tratamiento que lo mantenía vivo y se lo sedara para que pudiera morir sin sufrimiento- falleció hoy con la ayuda de un médico del hospital de Cremona, en el norte de Italia, que aceptó cumplir con la voluntad del paciente desoyendo la opinión de otros colegas y de autoridades del Ministerio de Salud.
Sin duda, la asistencia brindada por el médico Marco Riccio a Piergiorgio Welby, de 60 años, para que muriera profundizará el ya fuerte debate que había desatado la situación del paciente, que ya no podía mover ningún órgano de su cuerpo con excepción de los ojos.
La muerte de Welby fue anunciada por radio por el presidente del Partido Radical italiano, Marco Panella. "Ha logrado lo que ha deseado, por lo que ha luchado como una extrema posibilidad de vida. Será una fuente de fortaleza, amor y esperanza para todos los hombres y mujeres que aman la vida, la libertad y la responsabilidad", dijo el líder político
Poco después, Riccio ofreció una conferencia de prensa en la Cámara de Diputados. "Acepté su voluntad de morir", dijo el médico, que precisó que el enfermo falleció "media hora antes de la medianoche del miércoles" y puntualizó que él desconectó el respirador que asistía al enfermo y le suministró los medicamentos necesarios para que no sufriera.
Ayer los expertos habían indicado que la muerte de Welby no era inminente y que debía seguir conectado a un respirador, como estaba desde hace 10 años. Y el gubernamental Consejo Superior de la Salud (CSS) había sostenido que el respirador artificial que mantenía con vida a Welby no constituía "un cuidado excesivo".
El caso tuvo un complicado paso por los tribunales, en los que las discusiones giraron también en torno a la necesidad de cubrir un vacío legal y al que siguió una reciente exhortación de la ministra de Salud, Livia Turco, a "redactar urgentemente normas capaces de aclarar el marco" del tema.
Un enfermo de distrofia muscular progresiva que reclamaba desde hace meses la eutanasia –que se abandonara el tratamiento que lo mantenía vivo y se lo sedara para que pudiera morir sin sufrimiento- falleció hoy con la ayuda de un médico del hospital de Cremona, en el norte de Italia, que aceptó cumplir con la voluntad del paciente desoyendo la opinión de otros colegas y de autoridades del Ministerio de Salud.
Sin duda, la asistencia brindada por el médico Marco Riccio a Piergiorgio Welby, de 60 años, para que muriera profundizará el ya fuerte debate que había desatado la situación del paciente, que ya no podía mover ningún órgano de su cuerpo con excepción de los ojos.
La muerte de Welby fue anunciada por radio por el presidente del Partido Radical italiano, Marco Panella. "Ha logrado lo que ha deseado, por lo que ha luchado como una extrema posibilidad de vida. Será una fuente de fortaleza, amor y esperanza para todos los hombres y mujeres que aman la vida, la libertad y la responsabilidad", dijo el líder político
Poco después, Riccio ofreció una conferencia de prensa en la Cámara de Diputados. "Acepté su voluntad de morir", dijo el médico, que precisó que el enfermo falleció "media hora antes de la medianoche del miércoles" y puntualizó que él desconectó el respirador que asistía al enfermo y le suministró los medicamentos necesarios para que no sufriera.
Ayer los expertos habían indicado que la muerte de Welby no era inminente y que debía seguir conectado a un respirador, como estaba desde hace 10 años. Y el gubernamental Consejo Superior de la Salud (CSS) había sostenido que el respirador artificial que mantenía con vida a Welby no constituía "un cuidado excesivo".
El caso tuvo un complicado paso por los tribunales, en los que las discusiones giraron también en torno a la necesidad de cubrir un vacío legal y al que siguió una reciente exhortación de la ministra de Salud, Livia Turco, a "redactar urgentemente normas capaces de aclarar el marco" del tema.