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25 de abril de 2024
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Temor por ola de secuestros exprés y robos en General Paz
Todas las víctimas viajaban por esa autovía durante días de semana, de noche y en autos de alta gama. Los ladrones detienen a los automovilistas simulando ser policías
22 de marzo de 2011
Una ola de secuestros exprés para robar a los conductores azota en horas de la madrugada, generalmente durante los días de semana, en plena General Paz, entre Richieri y Panamericana. Los ladrones simulan ser policías. Usan chalecos y gorras de la Federal, se mueven en autos particulares con balizas e interceptan vehículos de alta gama con la excusa de hacer controles de velocidad. Pero en verdad son los miembros de una banda que roba y hace secuestros exprés.

Cuando los conductores se detienen, los amenazan con armas y luego los secuestran para llevarlos a sus casas, o les piden plata a los familiares, o les roban en el mismo lugar en el que pararon, según pudo saber Clarín.

El sábado, se difundió el caso de un empresario hotelero al que engañaron cuando manejaba su BMW por General Paz y Panamericana. Lo tuvieron tres horas cautivo en un Volkswagen Vento, lo llevaron hasta su casa, le sacaron 8.000 pesos, un Rolex, el teléfono celular y se llevaron su auto.

Pero ya se confirmó que hubo por lo menos otros tres casos (sumados al anterior, son cuatro en sólo 12 días) en lo que va del mes. En uno de los casos la víctima no hizo la denuncia policial, porque teme que la banda esté integrada por policías verdaderos. El resto de los damnificados aceptó dar sus testimonios pidiendo reserva de identidad, ya que temen represalias de la banda, que en todos los casos obtuvo datos acerca de dónde viven o dónde trabajan las víctimas y les dijeron que volverían para vengarse.

Fuentes de la Policía Federal confirmaron a Clarín que varias comisarías y el área de Investigaciones están detrás de las denuncias, pero hasta anoche no había datos precisos de la banda.

Las fuentes del caso dijeron que sobre la General Paz sólo hay cámaras para controlar el tránsito. Y que las de la Ciudad, más modernas, están en los alrededores pero no en la avenida.

El viernes 4 de este mes, Alberto viajaba con su mujer poco antes de la medianoche en su Volvo C30 por General Paz y San Martín.

“Nos paró un Volkswagen Bora que parecía de la Policía. Hicimos caso, paramos y nos apuntaron con armas. Nos pasearon a 130 kilómetros por hora por la General Paz como si nada . Me apretaron para que en 20 minutos les llevara plata, dólares, Rolex y oro. Así fue que a mi mujer se la llevaron tres muchachos y a mí me mandaron con mi auto a hacer el mandado. El punto de reunión acordado fue General Paz y Richieri”.

“Cuando llegué, hicimos el intercambio: mi mujer por el botín . Lo increíble es que nunca vi un solo policía ni de Provincia ni de Capital en todo el trayecto, pasando incluso por Constituyentes y por San Martín”.

El miércoles 16, Ricardo iba en un Audi por General Paz y Panamericana, en dirección hacia la avenida San Martín, cuando un auto se le puso a la par y lo obligó a detenerse. Paró y le pidieron los papeles. El contestó que se los daría pero que quería ver la credencial. Allí comenzó la pesadilla.

“Me pusieron un arma en la cabeza y me pidieron que me pasara al asiento de atrás. Querían que fuésemos a casa, pero les dije que vivía en un lugar con rejas y garitas y un puesto policial enfrente. Que no era seguro. Me obligaban a conseguir 50.000 dólares de algún lugar. Les dije que era imposible, y les di las cosas de valor y toda la plata que tenía. Hicimos un recorrido largo en el que me empezaron a picanear y a decirme que con una pinza me iban a cortar un dedo ”.

Eran cerca de la una de la mañana del mismo miércoles cuando Patricio manejaba su Audi por General Paz y Beiró. Un Volkswagen Vento con balizas en el techo lo alcanzó y le hizo señas para que se detenga. Cuando Patricio lo hizo, bajó el vidrio y un hombre vestido de policía le dijo: “Perdiste” .

“Enseguida me sacaron de mi auto y me metieron en el de ellos. Me pidieron que me agachara y los guiara hasta mi casa en La Matanza. No me quedó otra. Cuando me pasaron al auto, no entraba en la parte de atrás porque estaba lleno de celulares, mochilas y bolsos con cosas. Yo no sé qué número de víctima era esa noche . Les pedí que no les hicieran daño a mi mujer ni a mis hijos.

Entraron de una con un FAL, imaginate la situación. Todos durmiendo. Sentí una impotencia bárbara, pero no podía hacer nada.” “Se tomaron todo su tiempo, como media hora para desvalijarnos y amenazarnos. Cargaron las cosas de valor y se fueron con el auto lleno. Eran profesionales. En todo el camino que hicimos hasta casa jamás vimos policías ni controles”.