El perito Roberto Locles será indagado, acusado de dañar la bala que mató al militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra durante un enfrentamiento con gremialistas ferroviarios.

Locles pasó de ser un experto en pericia balística a responsable por ese hecho que complicó la causa al destruir una prueba fundamental en el caso.

El juez Alberto Baños lo citó a indagatoria para el 1º de abril en un expediente penal que se abrió a raíz de que golpeó el proyectil original y le causó modificaciones.

Este episodio ocurrió durante una reunión de la que también participaban peritos de Gendarmería, de la Policía Federal y de la querella asignados al caso.

Todos ellos aseguraron que la conducta de Locles no habría sido accidental, por lo que el magistrado lo citó como sospechoso de haber alterado, destruido o inutilizado un objeto destinado a servir de prueba, delito que prevé de un mes a cuatro años de prisión.

Asimismo, la jueza que investiga la muerte de Ferreyra, Wilma López, y el fiscal Fernando Fiszer ya habían relacionado su comportamiento con otros intentos por obstaculizar la investigación del crimen que atribuyeron a la Unión Ferroviaria.

Locles había sido designado como perito de parte por la defensa de Guillermo Uño, un picaboletos que fue detenido pocos días después del asesinato de Ferreyra y señalado como integrante del grupo de choque que atacó con piedras y armas de fuego a los tercerizados de la línea Roca y a las organizaciones que los apoyaban.

El especialista se encargó de instalar la idea de que no existió la intención de matar, a pesar de los disparos en los incidentes de Barracas.

En ese sentido, el experto de Gendarmería señalaba que el proyectil estaba abollado en la punta porque primero pegó en el suelo, por lo que en ese caso se reforzaría la teoría de Locles.

En cambio, para la Policía Federal el golpe se debió a que la bala chocó con alguna costilla de Ferreyra, pero fue directa hacia el cuerpo del militante del Partido Obrero.

Todos los detenidos están procesados como autores, partícipes o instigadores, según el caso, por homicidio calificado, un delito que prevé prisión perpetua.

El incidente con Locles ocurrió el 22 de febrero pasado cuando la jueza citó a las partes ante la falta de acuerdo.

En ese momento, Locles tomó la bala original y la golpeó unas cuatro veces sobre un escritorio revestido de fórmica, según coincidieron los relatos de varios de los presentes, que se quedaron anonadados, y algunos intentaron detenerlo.

La Policía, encargada de custodiar la prueba, labró un acta donde decía: "Se hace constar que durante el manipuleo del proyectil extraído del cuerpo de Mariano Ferreyra por parte del licenciado Locles, le generó leves aplastamientos en parte de su ojiva".

Debido a este hecho, la magistrada apartó a Locles del expediente e hizo la denuncia, que le tocó a Baños.

Todos los testigos coincidieron en remarcar que Locles usó la bala extraída a Ferreyra para hacer la demostración cuando tenía otras tres o cuatro exhibidas, disponibles para ese fin.

Tras los incidentes, el perito dijo que la causa sobre el asesinato de Ferreyra estaba "armada" y le apuntó a la Policía Federal, con el argumento de que el proyectil alterado había quedado en manos de esa fuerza: "¿Y si después que yo me fui lo abollaron con un martillo?", precisó, aunque Baños no le creyó.