Autoridades chilenas confirmaron que los restos del avión encontrados pertenecen a la aeronave argentina Avro Lincoln, que despegó el 22 de marzo de 1950, con rumbo a Tierra del Fuego, y desapareció en el Estrecho de Magallanes.

Sin embargo, los tripulantes de la misma continúan desaparecidos y es todo un misterio, ya que los cadáveres detectados en un primer momento son de pobladores que vivieron hace ya más de 300 años.

Las autoridades trasandinas confirmaron que el avión es el que desapareció hace ya 61 años, luego de un temporal, pero no ocurrió lo mismo con los 11 tripulantes que tenía la nave.

El Ministerio de Defensa de Chile le comunicó a la cartera argentina que los restos metálicos que fueron encontrados en un glaciar chileno en 2009 son de un avión "Avro Lincoln de fabricación británica", el mismo modelo con el que el capitán Bautista Mendioroz despegó de la base de Villa Mercedes con destino a Tierra del Fuego.

El informe oficial, que lleva la firma del juez de Aviación de Chile, Wolfram Celedón Mecketh, y del auditor Germán Yuraszeck Glade, indica que "tales restos y el lugar en que estos fueron hallados coinciden con una aeronave y ruta correspondientes a un bombardero Avro Lincoln B-019 perteneciente a la V Brigada Aérea de la Fuerza Aérea Argentina".

Eran en total tres aviones los que despegaron tras llenar los tanques, pero lo hicieron con una diferencia de 5 minutos cada uno, con destino a Ushuaia.

El clima estaba calmo hasta que de repente se empezó a complicar con un tremendo temporal que originó la desaparición de ese avión, en el que además del capitán iban un copiloto, dos navegadores, dos sargentos, dos cabos, dos telegrafistas y un mecánico, todos menores de 35 años, a excepción del capitán.

Luego de algunas comunicaciones reportadas, se perdió todo rastro con la nave, justo en el límite entre Chile y Argentina, mientras que los otros dos aviones llegaron a destino.

Tras intensas búsquedas se lo dio por perdido y recién en 1983 hubo novedades que permitieron el hallazgo a cargo a un grupo de investigadores, ya que en ese entonces los deshielos dejaron al descubierto partes de una aeronave similar.

Y ya en 2009, un grupo de exploradores halló más evidencias del bombardero: una hélice, ruedas, fragmentos del tren de aterrizaje, fuselaje, relojes de tableros y otros restos de una aeronave dispersos en 300 metros del fiordo Parry.

En tanto, los familiares de los tripulantes desaparecidos confían en poder encontrar a sus seres queridos, a partir del descubrimiento de las partes de esa nave.