Armenault ofreció detalles de ese emprendimiento para el cual contará con el respaldo de ocho empresas, patrocinantes de ese desafío, pero también donantes que favorecerán a diferentes instituciones.

Curioso caso dentro del deporte, señala que "superarse es ganar" y destaca que sus pilares son autoestima, superación y solidaridad.

De todas esas cuestiones habló hoy en conferencia de prensa, donde se detalló que las empresas que lo ayudan contribuirán con donaciones por cada kilómetro que logre avanzar en el desierto.

Las entidades beneficiarias serán la Escuelita "Nuestra Señora del Rosario, de San Fernando; el Hogar Cura Brochero, de Vicente López; el hospital Thompson de San Martín; la escuela de frontera número 10, `Tacuruzu`, de Candelaria, Misiones y el hogar para ancianos Pelliza, de vicente López.

Así, Reebok se comprometió a donar un par de zapatillas por kilómetro recorrido; Omint, elementos esenciales para el cuidado higiénico; Oroweat, diez kilos de pan por cada 1.000 metros recorridos y Mormaii, un par de lentes, también en relación
proporcional a la distancia lograda.

Nature Corps dará diez barras de cereal, Gatorade un litro de su bebida y Weber una bolsa de 30 kilos de revestimiento, en los tres casos por kilómetro recorrido.

Por último, Codere donará un respirador artificial al hospital Thompson de San Martín cuando la gesta de Armenault sea realidad.

El ultramaratonista partirá con rumbo a Madrid el próximo viernes, allí dará dos charlas y se reunirá con su hermano para conocer también a su nueva sobrinita y después irá a acometer la carrera a desarrollarse en pleno desierto.

Los participantes -unos 900- deben cargar con mochilas de quince kilos donde llevan la comida necesaria para seis días de competencia extenuante, con paradas en macrotiendas de campaña.

Por cada día reciben unos diez litros de agua que usan para hidratarse o aseo personal y las etapas son de 29, 35,5, 40, 82,200, 42 y 21,100 kilómetros.

Las temperaturas se elevan hasta los 40 grados durante el día y descienden a los cinco bajo cero en las noches, para lo que hace falta una preparación y una salud a prueba de esos retos, señaló Armenault.

Asistido por los entrenadores Marcelo Link y Mario Villagra y las médicas Silvia Iriarte y Lilian Girard, el corredor espera superar lo que supone "el filtro" de esta carrera, la etapa de 82 kilómetros, que espera lograr en unas 15 horas.

Armenault se mostró "orgulloso" de mezclarse entre un 70 por ciento de profesionales y otro 25 que llega con gran respaldo económico, en tanto que se situó en el 5 por ciento de entusiastas, que hacen todo "a pulmón".

Este corredor acredita amplia experiencia en el mundo de los deportes ya que jugó 22 años al rugby para Banco Nación, en 2002 corrió su primer triatlón y llegó al pedestrismo en 2006.

Comenzó con las carreras de calle de 8 kilómetros, luego las de 10, pasó a la media maratón y a los 42 y así llegó a los deportes de aventura y la ultramaratón propiamente dicha.

También ensayó los actos de solidaridad realizando donaciones e incluso acompañó en una gesta a "Pepe", corredor marplatense que unió la Ciudad Feliz con Mirarma ida y vuelta en festejo porque su hijo se curó de leucemia.

Participó en los 105 kilómetros del Reto a las Arenas en el Nihuil, Mendoza; en los 80 kilómetros de Bariloche, los 120 del Sahara y los 170 de Emiratos de Omán.

Otros cuatro argentinos acudirán en abril al Sahara con el objetivo de cubrir los 250 kilómetros y ellos son Luis Barco (Bahía Blanca), Mario Oyola (Comodoro Rivadavia), Luis Menéndez y Roberto Fussaro, los dos de esta Capital.