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28 de marzo de 2024
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Transformaciones de Khadafi
El cirujano brasileño que lo operó en un búnker, reveló que el líder libio pidió usar "anestesia local" porque quería estar "siempre atento a lo que pasaba"
26 de marzo de 2011
El presidente de Libia, Mohammar Khadafi, se muestra como un tipo recio, tirano y soberbio que no piensa rendirse pese al bombardeo que los aliados realizan en sus tierras, pero también hay otra cara oculta del mandatario, una más afín a la de un metrosexual al que le gusta siempre verse bien.

Estas conclusiones pudieron sacarse a partir de las declaraciones del cirujano plástico brasileñoLiacyr Ribeiro, quien hace 16 años operó en medio de la noche a Khadafi en uno de sus búnkers.

El médico, hoy de 70 años, aseguró que le hizo una intervención al líder libio y que reclutó a otro colega brasileño para que le implantase cabello.

En ese sentido, el doctor reveló que sacó grasa de la barriga y la inyectó en las arrugas de su rostro durante una operación de cuatro horas en la que Khadafi el presidente de Libia exigió que usaran anestesia local.


"Me dijo que llevaba 25 años en el poder y que no quería que los jóvenes lo viesen como a un viejo", expresó el cirujano plástico, quien tiene fotos suyas posando con Khadafi.

"Le recomendé un estiramiento de piel, pero se negó. Le advertí que los efectos de la operación durarían unos cinco años y que después cedería la piel y reaparecerían las arrugas", indicó.

El líder libio dijo que no quería correr el riesgo de hacerse una operación muy evidente y que le asustaba la posibilidad de que le estirasen demasiado la piel.

"Me dijo que me llamaría si me volvía a necesitar", dijo Ribeiro, que añadió: "Hace unos cinco años me pidió que volviese, pero no pude hacerlo por problemas familiares. No volvieron a llamarme".

Para Ribeiro, Khadafi no es el mismo que ve hoy en televisión y "es responsable de atrocidades vergonzosas contra su propio pueblo", al tiempo que remarcó que en aquella oportunidad, lo impresionó como "una persona extremadamente cortés, inteligente, cordial y relajada, que rápidamente dijo lo que quería y por qué".

"El insistió en recibir sólo anestesia local, pues dijo que quería estar alerta todo el tiempo. Fue un paciente muy sereno y habló muy poco durante la operación", destacó el especialista.

"Les dije a los funcionarios libios, quienes me preguntaron, que no cobraría nada, porque para mí era un honor realizar una cirugía a un jefe de Estado", admitió y enseguida contó una anécdota bastante curiosa.

"En plena operación en la noche paramos para descansar y comer. Trajeron hamburguesas para todos y la cirugía se interrumpió durante varios minutos, mientras comíamos", indicó.

Cuando todo terminó, el ministro libio de salud entregó a Ribeiro un sobre lleno de dólares estadounidenses y francos suizos.

"Todo lo que puedo decir es que era más de lo que yo cobraría por mis servicios en Brasil", finalizó.