Mientras la militancia K se regodeó durante toda la jornada porque el diario Clarín no pudo llegar a sus lectores el domingo, desde distintos foros y programas como 6, 7, 8, el gobierno salió tarde a despegarse de la medida más cercana al fascismo que a la vigencia de un régimen constitucional.

Casi un día después de que comenzara el bloqueo en la planta de Clarín, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, sostuvo que el gobierno nacional no avala "ninguna situación que atente contra la libertad de prensa", y opinó que el bloqueo realizado durante doce horas en la salida de los diarios Clarín y Olé "tiene que ver con un conflicto de índole laboral".

"De ninguna manera nosotros estamos avalando una situación que atente contra la libertad de prensa. Esto tiene que ver con un conflicto de índole laboral que tiene que resolverse en ese ámbito", expresó Randazzo.

"En la Argentina cada uno dice lo que piensa. Podemos estar de acuerdo o no, pero si hay un logro de la democracia en los últimos años es la posibilidad de que cada uno diga lo que piensa sin ningún tipo de inconveniente", agregó, en declaraciones a radio 10.

Así, Randazzo dejó clara la estrategia del Gobierno, que intenta minimizar el bloqueo y adjudicarlo a un conflicto gremial, cuando es obvia la intimidación que vienen sufriendo los medios en los últimos tiempos.

Randazzo fue la primera voz oficial en referirse al bloqueo en la planta de Clarín, que comenzó cerca de las 23.30 de ayer.

En cambio, el ministro del Interior no explicó porqué el Ejecutivo ignoró abiertamente un fallo judicial de enero y los pedidos que le hizo durante esta madrugada el Ministerio Público Fiscal para que se garantizara la normal distribución de los diarios.