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18 de abril de 2024
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Gobierno de Somalía controla el país con tropas etíopes
Autoridades somalíes y etíopes informaron que estos últimos podrían irse en dos semanas. Choques con rebeldes Tribunales Islámicos provocó miles de muertos
2 de enero de 2007
El gobierno de transición de Somalía anunció oficialmente que ya retomó el control de las zonas del país que, desde hace meses, permanecían en poder de los rebeldes Tribunales Islámicos, contra los que en las últimas semanas emprendió, con la ayuda del Ejército de Etiopía, una dura y contundente avanzada que provocó enfrentamientos que dejaron miles de muertos.

Tras el anuncio de que todo el territorio somalí está ya bajo control de las fuerzas oficiales, el primer ministro etíope, Meles Zenawi, dijo a su Parlamento que las tropas de su país, las más poderosas de la región y cuyo apoyo fue central en el avance del gobierno de transición contra los rebeldes islamistas, podrían retirarse de Somalia en aproximadamente dos semanas.

La participación de Etiopía en el conflicto somalí produjo numerosas críticas y protestas de otros países de la región e incluso de Irán. Al anunciar una próxima retirada, Zenawi explicó que sus soldados no conforman una fuerza de paz y que sería demasiado costoso mantenerlos en el país vecino. También llamó a la comunidad internacional a impulsar un rápido despliegue de tropas de paz.

El gobierno somalí, en tanto, también anticipó que desde mañana volverá a operar normalmente el aeropuerto de Mogadiscio, la capital que también estaba en poder de los rebeldes que pretenden instaurar un régimen teocrático y a los que tanto el Ejecutivo de transición como sus aliados acusan de albergar a miembros de Al Qaeda, entre ellos a tres acusados por los atentados perpetrados en 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania.

La pauperizada nación del Cuerno de Africa se desangra desde hace 15 años en una guerra civil en la que, además de los grupos islámicos y las fuerzas oficiales, están involucrados otros grupos menores liderados por los llamados señores de la guerra. El gobierno intenta ahora una campaña de desarme en la que, a cambio de las armas, ofrecería la incorporación de los civiles a las fuerzas de seguridad o cursos de formación profesional.