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Casi 2 millones de argentinos ya trabajan desde sus casas
El 'teletrabajo' llegó para quedarse. Las oficinas del futuro serán lugares de reuniones y no escritorios de trabajo. Los pro y contras de las nuevas formas laborales
20 de junio de 2011
El teletrabajo va sumando adeptos en una Argentina donde la tecnología cambia la forma de relacionarse a través de las redes sociales pero también la de acceder o desempeñar una tarea.

En la Argentina en 2004 había 300.000 teletrabajadores, durante 2007 ascendieron a 590.000 y en 2008 esa cifra se elevó a 1,3 millón. El 2009 terminó con 1,6 millón, creciendo a razón de un 20% anual, según un informe de la consultora Carrier y Asociados, basado en proyecciones del Ministerio de Trabajo.

Por lo tanto, estiman que este año la cantidad total de teletrabajadores está cerca de los 2 millones, una cifra que representa casi el 15% de los ocupados en la Argentina.

Según Fabio Boggino, director de Jobing, una consultora especializada en teletrabajo, "menos del 10% de esos 2 millones está en relación de dependencia, siendo la gran mayoría personas autónomas que realizan trabajos freelance".

Las nuevas formas de trabajo están cambiando y se está instaurando la llamada oficina 'on-line', que además de permitir un acceso remoto desde cualquier lugar a cualquier hora, se puede gestionar la información de todos los equipos de la red instalados, con lo que no sólo se aumenta la productividad, sino que además se puede controlar indicadores de negocio desde cualquier lugar.

"La oficina del futuro serán lugares de reuniones y no escritorios de trabajo como existe hoy", vaticinae Daniel Esteban, coordinador académico de UADE Extension School.

Todo el trabajo que el empleado necesite hacer desde un escritorio lo podrá hacer desde su casa y solamente concurrirá a la oficina para reunirse con sus clientes, pares, empleados o superiores para realizar todas aquellas tareas que la tecnología nunca va a poder reemplazar; como ser un coaching con un empleado, una reunión para cerrar un acuerdo con un cliente, o un agasajo para festejar un ascenso.

La clave para todas las iniciativas de teletrabajo está en crear una experiencia consistente en lograr que el colaborador no extrañe un lugar físico para cumplir con sus responsabilidades.

Los mas buscados para esta modalidad son puestos de administración, ventas, diseño, marketing y sistemas en puestos que van desde empleados junior hasta analistas semi senior.

Desde hace dos años, el 90% de los empleados de Nixe, una firma porteña de servicios tecnológicos, trabaja desde su casa. Del mismo modo lo hace Gustavo Gasparrini, director general de la compañía.

Brindan soporte y administración de sistemas operativos a empresas, una tarea que puede hacerse en forma remota. Por eso decidieron implementar el teletrabajo de manera optativa.

El único requisito es trabajar un año en la oficina, para recibir capacitación.

Luego, la firma provee a los empleados del equipamiento necesario (computadora y teléfonos IP -Internet protocol-), y se hace cargo de la conexión de banda ancha.

"Es un incentivo que nos sirve para captar personal, ya que es difícil reclutar personal de tecnología, pues la demanda supera a la oferta. Los más jóvenes toman de forma natural el hecho de trabajar por objetivos y desde cualquier parte. Tienen un jefe que también desde su casa va controlando sus objetivos", explicó a El Cronista Comercial el CEO de Nixe, a quien le costó más adaptarse, ya que viene de una generación en la que el trabajo era sinónimo de ir a un lugar y cumplir un horario.

Lo cierto es que, a partir de la implementación del teletrabajo, en Nixe no hay más llegadas tarde por piquetes y caos de tránsito, no hay casi ausentismo, y es un beneficio para quienes, por ejemplo, deciden trabajar desde su lugar de veraneo para extender las vacaciones. El propio Gasparrini va sólo una vez por semana a su oficina del microcentro, pues prefiere trabajar desde su casa en Olivos y ahorrase la hora y media de viaje. Su interno está derivado a su celular, por lo que es como si estuviera en la oficina.

"El tiempo que el empleado pierde en ir desde su casa al trabajo y viceversa, es un tiempo que pierde el empleado, su familia, su jefe, su empresa y los mismos clientes", asegura Gasparrini.