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18 de abril de 2024
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¡Hasta siempre Casalino!
Daniel Casal, maestro de generaciones de periodistas, se fue sin avisar y nos deja el alma muda a quienes lo conocimos. Un gran tipo que se nos va antes de tiempo
24 de junio de 2011
Por José Calero

La mayoría lo llamaba "Tomate", y él mismo había bautizado "Tomátelo con calma" a su último emprendimiento periodístico, un programa en Radio El Mundo desde el cual lanzaba sus comentarios filosos, muchas veces poniendo el dedo, o más precisamente la voz, en la llaga.

Yo lo llamaba "Casalino". Era algo que quedaba entre nosotros, porque nunca me había gustado el apodo 'Tomate'...

Fue mi maestro en el periodismo y también en decisiones profesionales que debí tomar...

Nos acompañamos durante 16 años en Noticias Argentinas, donde cada día seguía aprendiendo cosas de él, que en su humildad prefería no seguir dándome consejos... Yo lo alentaba: "Mirá que sigo aprendiendo", le decía...

Formó a cientos de periodistas desde su segunda casa, la Facultad de Sociales de la Universidad de Lomas, a la que contribuyó a convertir en una de las mayores escuelas de periodismo de la Argentina.

Una fría noche de junio nos dejó para siempre. Y si la muerte nos parece siempre absurda, ahora me lo parece más que nunca...

Mientras escribo, todavía no me convenzo de que ya no esté, y miro de reojo el teléfono esperando que tal vez llamen para decirme que todo se trató de un malentendido.

La redacción estará más vacía que nunca, queda un hueco irremplazable entre los maestros del periodismo argentino.

Ni me animo a imaginar lo que su familia sentirá en estos momentos. Y en especial esos cuatro chicos a los que quería con locura y de los que nos mostraba seguido sus fotos en facebook o nos contaba alguna anécdota.

Lo último que nos mostró fue el video que uno de sus hijos, estudiante de cine, había hecho sobre el programa de radio.

Ahí se lo veía revolviendo papeles mientras esperaba que el programa arrancara puntualmente a las 13 del sábado.

Será más difícil sin tenerlo a nuestro lado, habrá espacios vacíos en la redacción, en la radio, en la cátedra... Faltarán enfoques, apreciaciones, palabras claras, consejos de maestro...

Es que se fue demasiado rápido.

¡Hasta siempre Casalino!