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¿Llegó la hora de Bianchi?
La eliminación de Argentina en la Copa América, más 18 años sin títulos, tiene aroma a fracaso y un responsable: Julio Grondona. ¿El momento de Bianchi?
16 de julio de 2011
Por Roberto Aguirre Blanco

Cuando una selección otrora potencia mundial como la Argentina no gana nada importante desde hace 18 años, con fracaso tras fracaso, debe hacer una fuerte autocrítica y asumir, su cabeza visible en todo este tiempo, la responsabilidad que le toca.

Ese lugar es del presidente de la AFA, Julio Grondona, quien desde su manejo dominante de los hilos del fútbol local ha sumido a la selección mayor en el lugar más oscuro a nivel logros en las últimas dos décadas, que incluye el fracaso en cinco mundiales, seis Copa América, y dos Copas Confederaciones.

Y a ese escenario de responsabilidades y malas decisiones, se suma su polémico criterio para la designación de entrenadores que incluye, especialmente desde hace ocho años, graves errores con la elección de José Pekerman, Alfio Basile, Diego Maradona y ahora Sergio Batista.

En ese lapso, el nombre excluyente, por logros, por pergaminos y consenso siempre fue Carlos Bianchi, quien fue sistemáticamente alejado de esa posibilidad a raíz de tener cáracter para no aceptar a rajatablas las influencias del "El jefe".

A eso se sumó el deseo manifiesto, aunque nunca asumido publicamente por Grondona, de no querer que Bianchi, el hombre más capaz como entrenador que demostró el fútbol argentino en los últimos 15 años, esté al frente del equipo mayor seleccionado.

Es el tiempo de profundos cambios en la estructura del seleccionado, donde se nota desde la renuncia de Marcelo Bielsa en 2004 una perdida de rumbo que incluyó cinco procesos y evidenció incapacidad de Batista para dirigir un grupo selecto de jugadores, considerados entre los mejores del mundo.

Al final de la Copa del mundo de 2010 hace un año, la salida de Maradona llena de conflictos, tuvo un objetivo: la revancha en la Copa América 2011 en casa.

Una vez más se equivocó el camino y se terminó la participación con las manos vacías, a mitad de camino y con toda la fiesta lista en casa.

¿Es necesario esperar a ver cómo nos va en las eliminatorias o llegar a un nuevo mundial con la misma carga de renovadas expectativas y repetidos errores?

Hace falta un cabeza de grupo con personalidad, objetivos claros y con la cintura política para dominar a estrellas mundiales, pedigree necesario que no tienen ni de Miguel Angel Russo o Alejandro Sabella (los ahijados de Carlos Bilardo), y que hace tiempo ostenta Carlos Bianchi.

¿Llegó la hora de que la AFA termine los caprichos y el seleccionado se ponga los pantalones largos? ¿Llegó la hora del Virrey?