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20 de abril de 2024
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Esclerosis múltiple: esperan decisión oficial por droga oral
Es un comprimido diario que pondría fin a la obligación de inyectarse a diario. Pero cuesta $ 22.700 por mes y todavía no fue incluido en la cobertura estatal
20 de agosto de 2011
La nueva droga para tratar de frenar los efectos de la esclerosis múltiple, el fingolimod producido por el laboratorio Novartis, es una esperanza para miles de pacientes que deben inyectarse a diario las únicas drogas conocidas hasta ahora para tratar de prevenir las recaídas de esta enfermedad neurológica, pero cuesta 18.800 pesos más IVA --unos 22.750 pesos- y por ahora no fue incluido en la cobertura
que financia el Estado, como sí lo están los inyectable interferones beta y el Copaxone.

El tratamiento mensual es un 10% promedio más caro de los inyectables, pero la diferencia radica en que éstos últimos son cubiertos por un fondo especial del Estado, que se reintegra a las obras sociales y prepagas.

Igualmente, los especialistas manifestaron que se espera que la droga forme parte pronto del Programa Médico Obligatorio.

"Esto abre una nueva expectativa por la calidad de vida cotidiana de nuestros pacientes, ellos viven con cosas del día a día con la droga inyectable que generan problemas que no vienen en los prospectos", explicó Fernando Cáceres, director médico de INEBA.

"Además de la inyección, los chuchos de frío, del cuadro gripal, hay un montón de cosas relacionados, por ejemplo, a la cadena de frío del remedio. Hay drogas que se aplican una, tres, cuatro o todos los días de la semana y si el paciente tiene que viajar tiene que llevarse una heladerita. Esto que parece frívolo no lo es", explicó Cáceres. "En ninguno de estos tratamientos podemos aceptar que los pacientes paguen algo. En el 100% de los casos la cobertura se hace del Estado o de las obras sociales ya sea porque está en el PMO o por algún recurso de amparo", señaló el especialista.

"Estos medicamentos no entran en la nómina del 40% o 60% de cobertura. En Argentina, afortunadamente, la EM es considerada una enfermedad de baja prevalencia y alto impacto. Los interferones -tratamiento inyectable- están incluidos dentro del PMO y esta droga, al ser nueva, no está incluida por escrito, pero sí de espíritu", sostuvo el médico.

Hasta el momento, los medicamentos existentes eran todos inyectables, "incómodos e invasivos" según los pacientes. La droga abre una nueva perspectiva para los afectados en Argentina, que son entre seis y ocho mil personas.
El laboratorio Novartis dio a conocer el fingolimod, el primer medicamento de administración diaria por vía oral que, según los estudios presentados, logró reducir en un 52% la tasa de recaídas que son características de esta enfermedad, en comparación con el tratamiento estándar inyectable.

En la Argentina, la prevalencia de la enfermedad (cantidad de pacientes por cada 100 mil habitantes en una fecha dada), es de 18 enfermos por cada 100 mil personas, lo que da a suponer que hay entre seis y ocho mil pacientes afectados.
Edgardo Cristiano, jefe del Servicio de Neurología y de la sección de EM del Hospital Italiano, dijo que muchas "veces los pacientes y profesionales no tenemos los mismos objetivos".

"Los pacientes privilegian otras cosas, como la comodidad para aplicar el tratamiento y este, al ser oral, puede cambiar la historia de ellos porque habrá menos deserción en el mismo", relató. Y reflexionó: "Es importante que los médicos captemos lo que cada paciente necesita, un tratamiento a su medida".

Sin embargo, los profesionales se encargaron de recalcar que hay pacientes que están acostumbrados al tratamiento inyectable y que, por ende, "no significa que este va a desaparecer", pero que para un gran porcentaje de pacientes la droga oral abre una nueva perspectiva para la vida cotidiana.

La EM es una enfermedad crónica, con frecuencia discapacitante, que ataca el sistema nervioso central, formado por el cerebro, la médula espinal y los nervios ópticos.

Los síntomas pueden ser leves, como entumecimiento de las extremidades, o graves, como parálisis o pérdida de la visión. El progreso, la gravedad y los síntomas específicos son impredecibles y varían de una persona a otra. No tiene cura, pero sí se puede lograr atenuar el impacto de cada recaída.