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26 de abril de 2024
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El dolor del padre de una de las turistas francesas no cesa
Jean-Michel Bouvier, padre de una de las turistas francesas asesinadas en la Argentina, señaló que "luego de su muerte lloro todas las mañanas"
17 de septiembre de 2011
El padre de Cassandre concedió una entrevista al diario Le Parisien para hablar de su dolor y de su lucha y lo hizo en el departamento en el cual vive, en París.

"A mi edad -dice Bouvier, de 63 años-, ya se han visto muertos. Pero cuando tuve que reconocer el cuerpo de mi hija Cassandre, enseguida pensé que la gente que había hecho eso se había encarnizado. Lo viví como un crimen contra la humanidad, como una negación de la persona. Ella fue masacrada, pero pude ver que se había defendido. Al final, lo menos visible era la bala en la cabeza. Esa visión no deja de perseguirme". Allí, en Buenos Aires, fue que ella y su amiga Houria (23 años) decidieron ir hasta la provincia norteña de Salta -1300 km al norte-, conocida por sus hermosos paisajes.

El 15 de julio, por la tarde, las dos estudiantes ingresaron a la Quebrada de San Lorenzo para hacer un paseo y fueron sorprendidas por tres hombres que las golpearon, abusaron de ellas y luego las mataron a escopetazos.

Sus cuerpos fueron encontrados 14 días más tarde, el 29 de julio. Sus presuntos asesinos ya fueron detenidos. Los perfiles genéticos de dos de ellos coincidieron con las muestras de sangre y semen recogidas en los cuerpos de las jóvenes.

Los familiares de las muchachas, entre ellos Jean-Michel Bouvier, viajaron a la Argentina para cumplir con la triste tarea de reconocer los cuerpos y velarlas.

Bouvier relató al diario que, cuando escuchó en la televisión en su país que dos turistas francesas habían sido asesinadas en Argentina, enseguida pensó que se trataba de su hija porque hacía algunos días que sus amigos desde Buenos Aires le habían transmitido inquietud por su ausencia.

Llamó entonces a la Cancillería francesa y ellos le confirmaron que efectivamente se trataba de Cassandre.

En Argentina, se sintió marcado "por el impacto que tuvo el caso". "Vi gente al borde de las lágrimas, incluso en la morgue", cuenta.

Bouvier desearía que el calvario de su hija no haya sido en vano, por eso quiere introducir la figura de "feminicidio" en el código penal francés; una noción que escuchó por primera vez en la Argentina.

"Por feminicidio entiendo el hecho de golpear, violar y asesinar a una mujer". Sabe que jurídicamente no será sencillo pero afirma que ese será su "combate". "El grito de un padre".

Le transmitió esto a la presidente de Argentina, Cristina Kirchner, "que tuvo la gentileza" de recibirlo durante su reciente gira por París.

"Le pedí la edificación de una estela en el lugar donde Cassandre y Houria fueron encontradas. Ella estuvo de acuerdo. Pero me gustaría ir más allá: que se erija una estela en cada lugar donde se haya cometido un feminicidio para crear una cadena".

Sostiene que lo aliviaría que los asesinos de su hija asuman lo que hicieron pero dice que no funciona "a partir del rencor y el odio". Tampoco lo hacía Cassandre.

Describe a su hija como una persona "híper-generosa". "La extrañamos terriblemente y todos la echarán de menos. No dejo de recibir testimonios conmovedores. Ella se interesaba por los demás, y tenía una necesidad de universalidad. Por ejemplo, había trabajado para una ONG senegalesa en República Dominicana y como voluntaria para Amnistía Internacional".

Bouvier no conoció a Houria, pero sabe por terceros que su hija había tejido "una bella relación" con esa joven. "Desde ahora ellas son dos ángeles inseparables"

Consultado sobre cómo hace para lidiar con el dolor, dice: "La madre de Cassandre está derrumbada. Por mi parte, quise retomar el trabajo de inmediato. Me sostengo también por mi anciana madre y por mis otros dos hijos. Me dicen que soy un hombre fuerte pero no sé si no me voy a quebrar un día. Enterrar a sus hijos es algo contra natura. Desde la muerte de Cassandre, lloro todas las mañanas".