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29 de marzo de 2024
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Confesó el ideólogo del ataque a las Torres Gemelas
Khalid Sheikh Mohammed se adjudicó haber ideado los ataques en 2001. La única duda es que lo confesó en el penal de Guantánamo, donde hay durísimas condiciones
14 de marzo de 2007
Khalid Sheikh Mohammed, el presunto autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre de 2001, confesó su autoría de ése y otros ataques en una audiencia militar en Guantánamo, Cuba, según una transcripción difundida el miércoles por las fuerzas armadas.

Mohammed se declaró responsable de planificar, financiar y entrenar a terceros para realizar una serie de ataques, empezando por los explosivos colocados en 1993 en el Centro de Comercio Mundial y hasta el intento fallido de Richard Reid de derribar un avión en vuelo transatlántico mediante explosivos ocultos en sus zapatos.

Dijo que fue responsable de planificar 29 ataques individuales, muchos de los cuales no fueron consumados.

Sus declaraciones son parte de una trascripción de 26 páginas difundida por el Pentágono. Algunas de sus declaraciones estaban tachadas.

El Pentágono Pentagon también difundió transcripciones de las audiencias de Abu Faraj al-Libi y Ramzi Binalshibh.

Binalshibh es sospechoso de ayudar a Mohammed a planificar los ataques del 11 de septiembre, y también se lo vincula con un intento frustrado de estrellar aviones en el aeropuerto londinense de Heathrow.

Al-Libi es el presunto autor intelectual de dos atentados con 11 días de diferencia en Pakistán en diciembre de 2003 contra la vida del presidente Pervez Musharraf por su apoyo a la guerra antiterrorista encabezada por Estados Unidos.

Las audiencias, que comenzaron el viernes pasado, se realizan en secreto.


Se trata de determinar si 14 presuntos cabecillas terroristas deben ser declarados "combatientes enemigos" a los que se puede mantener presos por tiempo indeterminado y juzgar en tribunales militares.

Ya se han realizado audiencias con seis de los 14. El Pentágono no permite la presencia de periodistas y limita la información con el argumento de impedir la difusión de asuntos secretos.